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Osvaldo rió al enviar el último mensaje a Rodrigo y se volteó hacia Edward, quien arrastraba el sillón del centro de la habitación a la pared y recogía los envoltorios de galletas y chucherías que encontró debajo.
-Me vendría bien una mano -dijo, incorporándose.
-¿Voy por vasos? - propuso. Edward asintió, mientras barría las migas que habían quedado y Osvaldo salía del cuarto, casi chocando con Samy en la puerta -¡Ya vino la asesina!
-Yo también te quiero -respondió, apartando las botellas que llevaba en la mano del agarre de Osvaldo, echándolas por detrás de sus hombros. Quieto, ebrio.
-Ebria otra -soltó una risita, logrando quitarle una botella-. Creí que no íbamos a tomar para no asustar a Rodrigo.
-Es un Jack Daniel's robado de mi abuelo, he esperado la fiesta para tomarlo como si fuera Tommy Lee y hoy es el día -replicó, encogiéndose de hombros. Alzó la otra botella-. Este es para ustedes, robado de mi abuela. Hay una de ron en mi cuarto, por si puedes pasar por ella -osvaldo asintió, jaló una mochila y dio media vuelta, encaminándose al cuarto de Samy, escuchando a Edward saludarla.
Iba bajando las escaleras cuando se cruzó con Alex, quien sonrió y le mostró las bolsas de chucherías que llevaba sobre las cajas de pizza. Sintiéndose bastante optimista respecto a la pequeña fiesta, siguió con su camino.
-¡Osvaldo! ¿A dónde tan apurado? - se congeló a mitad de camino al escuchar la imponente voz de Raúl a sus espaldas. Tragando fuerte, rezándole a sus antepasados y a Dios, se volteó con miedo, dispuesto a enfrentar al tenebroso hombre que tenían por director. Sonrió incómodo y apuntó a Raúl con ambos índices.
-¿Qué dice mi director favorito? -saludó con falsa confianza, sin obtener la respuesta deseada por parte del mayor. Carraspeó y se acercó un poco, lamentando no haber hecho su testamento cuando tuvo tiempo-. Veo que no andamos felices hoy -dijo, rascándose la nuca.
-No me digas, Sherlock -respondió el director, llevando ambas manos a su cintura y viendo aún más feo a Osvaldo-. ¿A dónde ibas con tanta prisa? -preguntó de nuevo, sin bajar la guardia, conociendo que de ese grupo y cualquiera de sus integrantes no podía esperar nada bueno. Una pena que Carrera fuera parte de, el chico tenía futuro. En fin.
-A... buscar a... ¿Bu-Buhajeruk? - Raúl se mostró más molesto-. ¡Carrera! buscar a Carrera, eso - sonrió incómodo, recordando que mencionar a Iván con Raúl presente era demostrar que no tenia respeto alguno por su vida.
-¿Y por qué te diriges al edificio de mujeres si vas en busca de Carrera? -seguia pensando en lo triste que era ver que iban a echar a perder a su posible estudiante estrella, involucrándolo en travesuras similares al incidente de la estatua rosa del año anterior.
-Es que... Rodrigo está ¿prendido?, sí -ya no sabía ni qué decía, pero todo fuera por las fiestas clandestinas con su grupo de inadaptados. Volteando a ver a ambos lados, a pesar de saber que estaba solo con Raúl en el patio, le hizo señas al mayor para que se acercara un poco más-. Anda noviando y las hormonas me lo tienen como gata en celo -susurró, ganándose una seria mirada de el mayor. Raúl rodó los ojos y suspiró, contando mentalmente de 1 hasta "matar es ilegal".
-¿Por qué no te creo? -murmuró.
-Eso es cruel de tu parte -alegó Osvaldo, diciendo lo primero que le vino a la mente y alejándose de Raúl, viendo su dulce liberación de ese incómodo interrogatorio-. Pensé que eras más abierto, como que traías la aceptación en la sangre.
-Osvaldo...
-Respondería algo pero sería plagio, Community lo hizo primero, muy mal, Raúl -negó y chasqueó la lengua repetidas veces, sonando como una ardilla. Empezó a alejarse, aún viendo fijamente al mayor-. Esperaba que esperaras más de tus estudiantes, honestamente me decepcionas como director, ¿no se te fue un poco de brillantina rosa al cerebro o algo? Seguimos al rato, ¿vale? ¡Me fascina hablar contigo! -salió corriendo-. Corre como siempre, no mires atrás -murmuró. Escuchó un molesto gruñido con su nombre, pero ya estaba muy lejos y poco interesado como para voltear.
Cuando se sintió libre de todo mal, desaceleró e, incluso, empezó a tararear una canción mientras subía los escalones para entrar el edificio.
Tarareó toda la subida hasta el cuarto de Samy y se sintió satisfecho con su trabajo e importante misión al tener el licor en los brazos. Haciendo uso de sus casi nulos dotes de espía, se las arregló para meter el licor en la mochila sin que se dañara y empezó su recorrido de vuelta a su cueva.
Al pasar por el campo, rezó para no encontrarse de nuevo con Raúl.
-¡Panda de la basura! -pero no rezó para no encontrarse con Tomás. Bufó, cerrando fuertemente los ojos, antes de voltear y fingir una sonrisa.
-Mi heterosexual, ¿qué cuentas, tú... canalla... divino? -se golpeó mentalmente. Tomás alzó una ceja, sin inmutarse.
-Tus estupideces, Oswaldo.
-Osvaldo.
-Es lo mismo agitó la mano en el aire. ¿A dónde con tanta prisa?
-¿Por qué todos quieren saber de mí? Hace unos días ni sabían que existía- Tomás se encogió de hombros, indiferente, por lo que supo que estaba presionado a contarle la verdad - Mira, habrá una fiesta... o algo así, creo, en mi cuarto. Puedes llegar si deseas, solo, procura que Buhajeruk esté fuera de la mente de Raúl.
-¿Porque solo interesa que esté en la de Carrera? -preguntó divertido. Osvaldo asintió y Tomás no tuvo de otra más que asentir, resignado. Pasar la tarde del viernes con ese grupo era más llamativo que estudiar para química. Bien, haré lo que pueda. No prometo nada - el abrazo de Osvaldo lo tomó por sorpresa.
-Gracias -lo soltó y siguió su rumbo hacia su cuarto.
