La culpabilidad debería de estar nublando su cabeza, sus sentidos deberían de estar inundándolo al punto de hacerlo correr de allí instintivamente, pedir perdón y pagarle a ese hermoso muchacho por hacerle perder el tiempo.
Pero no era así.
Cada vez más y más la idea de ese chico con sus preciosos ojos mirándolo, sus suaves manos tomando sus hombros con fuerza solo para sostenerse mientras besaba sus labios, tan bonitos.
—No le dije mi nombre. — dijo el chico sobre sus labios, con una suave sonrisa.
—Lo hiciste. — el joven negó.
—Se encuentra muy borracho para recordarlo. Me llamo Félix.
Hyunjin no respondió nada, y bajó su mirada hacia su cintura, era hermosa, definida y no lucía mal en el, por primera vez se preguntaba si era natural la belleza del muchacho, se le hacía casi irreal que un chico fuera tan perfecto como lo era Félix.
—¿Cuál es su nombre?— pregunta Félix con una suave y coqueta sonrisa. Hyunjin encogió sus hombros para seguido cerrar sus ojos. Escuchó una risa y luego el calor del cuerpo desapareciendo, para bajar hasta que unas manos se deshicieron de sus zapatos y los asentaron a un costado.
Entreabrió sus ojos y vio a Félix inclinarse para depositar un casto beso sobre sus labios y luego mencionar un nombre muy conocido "Chan" hacía unos de los guardias fuera de la habitación. ¿Cómo sabía su nombre?
—Muchas gracias, Félix, eres un ángel, como siempre. — la voz suave de Chan se escuchó sobre el eco de la música en el exterior. — Déjame pagarte.
—No, él está inconsciente y no pasó nada, en serio, no pagarás solo por un beso. Esta bien, llévalo a casa y cuídalo, mañana tendrá la resaca de su vida.
Hyunjin apenas logró ver como el joven salía de la habitación sino antes observarlo por última vez con una mirada preocupada murmurando unas suaves palabras las cuales desconocía.
¿Por qué su corazón bombeaba tan rápido? ¿Por qué su subconsciente gritaba "regresa"? Quería mirarlo aún más tiempo.