1. Traición.

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{Sugerencia→Colocar música que aparece de fondo en la novela "el sultán" para ambientar la lectura y disfrutarla mejor}.


Todo este tiempo creí que el amor que albergaba mi corazón era hacía la sultana Hatice, la hermosa Sultana que brilla más que el sol, hija del sultán Selim l y Ayşe Hafsa Sultán.
Pero no pude estar más equivocado, en mis últimos días en el palacio y primeros como Gran visir, pude descubrir al verdadero confidente que mi corazón anhela con fervor como el destinatario para esos sentimientos. Es el gran sultán Suleimán, el heredero del poderoso sultán Selim l, y el actual gobernante de todo el Gran Imperio otomano, que lucha por sus anhelos como un poderoso león formidable y benevolente.

Ya no puedo seguir avanzando a tú lado amigo mío. Toda roca maciza que forma a los imponentes muros del palacio que se rigen con autoridad, parecen caer sobre mi, asfixiándome entre las paredes de ésta morada repleta de leones y serpientes. Teniendo presente que debo ser meticuloso con cada movimiento que doy, me hace temblar el sólo pensar que con un paso en falso podría terminar en el fondo del abismo que yo mismo he creado.

[Ahora]

El Gran visir Ibrahim Pasha, se encuentra a flote en un navío sobre el mar, con destino a su lugar de nacimiento, Parga, República de Venecia.
Observando como la costa de Constantinopla, Capital de la que acaba de partir, se pierde de sus ojos en el horizonte. Con una mezcla de emociones entre nostalgia, tristeza y una particular libertad extrañamente añorada. Mientras en su mente inquieta aparece la pregunta, ¿Ya habrá pasado esa carta por las manos del Sultán? Acompañada de del siguiente poema:

¿Qué significa regresar? El hombre es quien regresa, ¿A qué lugar regresa? ¿Podemos regresar al pasado?¿Es posible? Regresar por tí no es un deseo, es una necesidad, una que me veo obligado a reprimir.
Ibrahim

[En el Palacio otomano Topkapi, en la Capital]

El sultán Suleimán se encuentra en sus aposentos, concentrado en su oficio de las alhajas y en la paz que este le transmite. Al estirar su brazo para tomar la herramienta que se haya en una pequeña caja, para continuar su labor, encuentra en la misma algo inesperado. Una carta, delicadamente enrollada y colocada en el pequeño joyero de madera.

A medida que con paciencia e incertidumbre rompe el sello de cera que la protege, una solicitud de la señorita Hurrem para ingresar a sus aposentos es realizada

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A medida que con paciencia e incertidumbre rompe el sello de cera que la protege, una solicitud de la señorita Hurrem para ingresar a sus aposentos es realizada.
Permitiéndole el paso a la joven concubina, se dirige al balcón para leer la carta, seguido por su visitante que tenía la intención de entregarle una noticia.
En la carta que sostiene el soberano, se encuentra un mensaje de el nuevo visir, Ibrahim Pasha, quien recientemente partió a su lugar de origen. Cuyas palabras son las siguientes:

Mi señor, soy Ibrahim hijo de Manilos, el pescador de Parga.
Soy Ibrahim, el sirviente de la granja de Sarujan, a quien conoció en la montaña de Serdes en Manisa.
Escribo ésta carta libre de cualquier nivel que me haya otorgado, mi señor y sultán.
Mientras viajo a hallar mi familia, regreso con gratitud todos los beneficios que el Estado me ha otorgado, sin remordimiento ni arrepentimiento. Y después de haberlo protegido y honrado, mi señor no regresaré. Porque cada momento que vivo en su gran palacio se ha convertido en una fuente de tristeza indescriptible.
El profundo respeto y cariño que tengo por quien es mi semejante en la convivencia de ésta gran morada, han atado mis manos. Verlo tan cerca pero a su vez tan lejos mientras estoy maniatado, ha aumentado mi dolor y es peor que la muerte para mi. Mi señor, me entrego a mi mismo y a mi posición, perdóneme. Sacrifico mi futuro para detener el incesante llanto de mi asfixiado corazón, por favor, acepte mi renuncia.

A medida que su mirada va pasando por sobre las palabras escritas sobre el fino papel en sus manos, no puede evitar que su mandíbula se libere inconscientemente de cualquier presión que la sostiene.

—Mi señor, ¿Ha leído malas noticias? —Con curiosidad en su voz, Hurrem dirige esas palabras a su majestad.

La mirada del sultán se encuentra perdida en el horizonte sin terminar de creerse lo que acaba de leer.

—Ibrahim me traicionó. ¿Cómo pudo traicionarme así?...¿Es posible? —Se cuestiona en un susurro para sí mismo.

A pesar de haberlo dicho en voz baja, fue lo suficientemente audible para quien se encuentra a sus espaldas.

—¿Escribió en la carta que lo ha traicionado? Merece ser asesinado. —Sin dudarlo deja salir su conclusión.

Palabras que recibieron una mirada colmada de ira por parte de Suleimán , haciendo que la mujer tomara por inercia una posición de sumisión, realizando una reverencia.

Desquitando la oleada de emociones negativas que lo acababan de invadir con la joven ante él, la echó de los aposentos con una elevada voz autoritaria. Volviendo a observar la carta entre sus manos, agobiado por los múltiples pensamientos provocados por el dueño de la misma.

[Con Ibrahim, en Parga].

Ya medio día había transcurrido desde que el Pasha pudo reencontrarse con su padre y hermano, su familia que en algún momento pensó que jamás volvería a ver. Reviviendo algunas de esas experiencias de su niñez al explorar el bosque junto a su hermano, Rico. Luego de esa convivencia con su semejante, regresa a la casa familiar junto a al padre que aguarda en el lugar.
Encontrando un panorama que le provoca contener un aliento, mientras tensa ligeramente sus movimientos.

Un par de soldados de roja vestimenta se encuentran esperando fuera de la morada, en donde a escasos metros su padre lo divisa emocionado a medida que se acerca.

—Aquí estás, Ibrahim Pasha, el Gran visir del Imperio otomano —articula Manilos con orgullo hacia su hijo. —El sultán Suleimán te envío un mensaje con ellos.

Con un ademán de Ibrahim los soldados se arrodillan ante él, besando sus ropas y entregándole el mencionado mensaje de su majestad.

El Visir se aleja un poco de las personas a su alrededor, para leer con más privacidad la carta que se encuentra entre sus manos, emanando de ésta una autoridad impalpable.
En donde se encuentran las siguientes palabras:

Te ordeno que regreses de inmediato. Pero no esperes que las cosas estén como las dejaste, Ibrahim. Ni pienses en permanecer en Parga, los soldados tienen órdenes de traerte de regreso.
Ya sea que regreses o no, morirás de cualquier modo.

Un suspiro frustrado se escapa de su pecho por la nueva situación que se acaba de formar

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Un suspiro frustrado se escapa de su pecho por la nueva situación que se acaba de formar. Siendo ahora consiente de la total desaprobación hacia sus acciones, resultado que habia anticipado, pero que se negaba a aceptar.

Regresa junto a su familia, informándoles que debe marcharse hacia el gran palacio otomano por un llamado de su majestad. A pesar de la insistencia de su hermano por acompañarlo, el conocido como "Téo" por sus congéneres, logra tranquilizarlos y les convence de que permanezcan donde están.
Aclarando que debe cumplir con la orden que acaba de recibir, retornando su rumbo a la Capital, en donde el sultán Suleimán Kan, espera su regreso.







NOTA: LOS ENLACES QUE IRÉ DEJANDO EN COMENTARIOS SON FRAGMENTOS DE LA NOVELA, DE LOS CUAL SE IRÁ INSPIRANDO LA TRAMA.

Donde tú estés y no lo estés (Suleimán x Ibrahim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora