La calle

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Luz roja y prisas reprimidas.
Autos corriendo.
Entonces te descubrí
del otro lado de la calle.

¿O me descubriste primero?

No fuimos latidos violentos
atacando a primera vista.
Pero una segunda mirada
era poco indispensable.

Yo ya vibraba en el pecho,
tú sonreías demasiado.
El semáforo cambió
y seguimos mirándonos.

Cayó la primera gota de tinta
sobre el papel de nuestra historia.

𝐏𝐞𝐪𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐭𝐚𝐥𝐥𝐞𝐬 𝐲 𝐩𝐞𝐝𝐚𝐳𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora