Jesús tenía la mirada perdida. Algunas de las personas que pasaban lo miraban con ojos preocupados y otros pocos aceleraban el paso. Solía salir a correr por las tardes y luego ensimismarse en sus pensamientos en alguna banca de parque, la naturaleza y el aire fresco lo ayudaban a liberar sus preocupaciones.
Luego de algunos minutos que sintió como horas, se acomodó los lentes y echó a correr, no tenía un sitio específico en mente, pero ya había pensado lo suficiente y ahora quería dejar sus pensamientos lo más lejos posible. Se detuvo luego de 10 minutos frente a una panadería, se tomó unos segundos extras para retomar el aliento y entró, se compró un bagel, salió y se sentó nuevamente, en una mesa fuera de la panadería.
Su vida había sido así ya por un largo tiempo. Cuando cumplió los 18 años el orfanato en el que vivió toda su vida no pudo seguir acogiéndolo y tuvo que dejarlo. El gobierno le ofrecía una ínfima pensión con la que lograba alquilar un pequeño apartamento y no le quedaba mucho más. Tenía muy buenas calificaciones en las escuela pero ahora no sentía deseos de ir a la universidad, tampoco sentía ganas de hacer amigos o de trabajar. Se sentía perdido en cuanto a lo que quería y necesitaba. Despertaba, comía algo y se sentaba a ver televisión. Por las tardes salía a correr, robaba un poco de dinero, lo gastaba en comida y luego se iba a dormir. Esa era su rutina y no se sentía tentado a cambiarla.
Le estaba dando el último mordisco al bagel cuando una figura extraña captó su atención. Una chica de largo cabello rubio caminaba de un lado a otro ataviada con un largo vestido azul oscuro, estilo edad media. Parecía perdida, pero lo que más llamaba la atención era una gran copa dorada de aspecto pesado, con gemas incrustadas y que movía de un lado a otro con su mano izquierda.
Independiente de si fuera real o no, la copa era ciertamente hermosa y estaba seguro de que lograría intercambiarla por algo de dinero. Poniéndose de pie, decidió jugar al amable y se acercó a la chica.
-¡Hola! Disculpe, ¿Cómo está? ¿Se encuentra bien?- Dijo, intentando endulzar su voz lo más posible mientras se acercaba a la chica.
Ella se volteó exaltada y lo miró con ojos llorosos. Al verla recordaba a un cordero asustado.- Y-yo... no sé dónde estoy... Hay una doncella persiguiéndome y no sé a donde debo ir.. ¿Conoce usted algún camino hacia Alastia?
La mujer estaba claramente loca, pensó Jesús, pero no perdía realmente nada por seguirle el juego.- ¿Alastia dice? Tiene suerte, el camino principal no está muy lejos de aquí, permítame guiarla-. Dijo mientras le daba una palmadita en la espalda para guiarla en la dirección que él estimaba conveniente.
Luego de unos minutos caminando, la chica comenzó a relajarse, se presentó como Neria De La Vid, hija del rey Marlo De La Vid, por lo que era princesa y única heredera del reino de Alastia. Jesús actuaba sorprendido con todo lo que ella decía, incluso cuando no le creía ni una palabra. Sin que ella se enterara, él acercaba la mano cada vez más a la copa que la mujer oscilaba despreocupada.
Aguardó hasta llegar a una esquina lo suficientemente solitaria. Le arrebató la copa y echó a correr. Da igual quién fuera la chica, incluso daba igual si alguien lo había visto, sabía que nadie podría atraparlo.
No paró de correr hasta estar varias cuadras más lejos. Se paró a descansar en un callejón. Respiraba con dificultad, tal vez se había excedido esta vez. Observó un poco la copa y se veía bastante auténtica, ¿Quién era esa chica como para llevar algo así tan despreocupadamente? Daba igual, lo único en lo que podía pensar era en cuánto dinero ganaría por ello. Fantaseaba en lo que haría con el dinero cuando un golpe en la nuca lo sorprendió.
Su cuerpo se invadió de indignación, ¿Cómo podría alguien hacerle algo así? Se volteó agresivamente pero quedó congelado al ver que la persona que lo había golpeado era una chica. No era la princesa, de hecho, era muy diferente. La mujer era considerablemente alta, el cabello castaño le llegaba hasta los hombros y vestía una chaqueta de cuero negra, a juego con sus botas. Aparentaba ser más jóven que él, eso lo irritó más.
-No deberías robar cosas, mucho menos si no sabes el significado que estas tienen.- Dijo mientras le arrebataba la copa como si nada. Jesús, que no había tenido tiempo de reaccionar, estaba a punto de contraatacar pero ella lo agarró de la mano primero. En el momento se percató de que la chica usaba guantes tornasolados en ambas manos. Ella no le dió tregua y prácticamente lo arrastró para que lo siguiera.
-Mi nombre es Renata y vengo del libro azul. No se quien eres pero tienes cara de ser una muy buena Historia-.
ESTÁS LEYENDO
El libro azul
FantasiaEl mundo ficticio se está rompiendo. Como las Historias sigan escapandose de sus cuentos y afectando a otros mundos el famoso "Final feliz" no será posible para nadie. Pero, ¿Qué tiene que ver Jesús con todo esto? Por favor no confundir al protagoni...