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[Narrador Omnisciente]:

A la mañana siguiente una adolorida y confundida Lalisa se despertó cerca del medio día, se quedó recostada mirando el techo de su habitación tratando de recordar y acomodar los fragmentos de su memoria sobre el día anterior.

Repasó absolutamente todo, desde la hiriente conversación con Somi, el encuentro con sus padres, las desagradables ideas que pasaban por su mente al pensar en Jimin y Jennie y hasta su ultimo recuerdo medio consiente de ella en el bar de su buen amigo Kook.

¿Qué pasó después? ¿Kook me trajo? ¿Cómo supo donde vivía?.

Y allí volvieron sus recuerdos, desde reencontrarse con Irene a temer por su vida ante la mirada de Jennie.

Se levantó sintiendo su cabeza martillar una y otra vez, no sabia si era por el alcohol que ingirió la noche anterior o todo el estrés que cargaba, decidida ignoro todo a su paso y se sirvió un gran vaso de agua.

— Lalisa, menos mal despiertas. Debemos hablar — una muy molesta rosé hablo a sus espaldas de brazos cruzados.

Sin embargo la tailandesa la ignoró y se dirigió a su cuarto con los gritos de su mejor amiga a su espalda. Fue a ducharse con agua fría, se cambió de ropa y tomo su bolso y unos lentes oscuros.

Una aun mas enfurecida Rosé la esperaba apoyada en el sofá. — Rosie, lo siento y no volverá a pasar. Tómalo como un desliz, y aun que me encantariiiiiaaaa quedarme a tu regaño matutino debo ir al trabajo — beso la mejilla de la pelirosa y salió del lugar sin esperar respuesta.

De camino a la empresa donde trabajaba pensaba en mil formas de hablar con jennie, enviarle un mensaje, llamarla, visitarla de sorpresa, invitarla a cenar.

Muchas ideas y ninguna fue ejecutada debido a su sentimiento de incomodidad y inseguridad.

Repasó lo ocurrido anoche, solo lo que ella recordaba. Claro que no recordaba llorar dormida mientras abrazaba a una preocupada jennie. Solo recordaba a la celosa castaña por su ex–¿Algo?. Ósea Irene.

Entro a la cafetería que visitaba siempre antes de ir a su trabajo, era su favorita y también porque era la dueña. Sin embargo nunca lo presume.

— Un Americano para L.M. — la hermosa mujer le sonrió a lisa quien le devolvió la sonrisa.

— Doble, Cargado, quiero mucha cafeína por favor mi querida Dubu. — Kim Da-hyun, de las pocas del personal que sabe sobre lisa, su jefa, guarda su pequeño secretito y mantiene una linda amistad con la Tailandesa.

— Luces demacrada querida L. ¿Sucedió algo? Digo, si se puede saber.

La pelinegra estaba dispuesta a contestar cuando la molesta voz de alguien a quien nunca a logrado soportar la saludo a su espalda.

— Lalisa, que casualidad encontrarte aquí — Jimin sonreía falsamente mientras abrazaba a Jennie por la cintura sin despegar la mirada de la tailandesa.

— Pálido, Jennie. — lisa sonrió con satisfacción al ver el moretón en el pómulo de Jimin — Casualidad verlos a ustedes aquí, siempre vengo a esta cafetería y nunca los había visto — La tailandesa no podía quitar la mirada de las asquerosas manos de Jimin sobre la hermosa cintura de la callada Jennie que se notaba algo incomoda.

— Me recomendaron este lugar y invite a Jen, ya sabes. — el rubio le sonrió con burla cuando noto a la tailandesa tensarse.

Miro a jennie unos segundos — Espero mi cafetería este al nivel de sus expectativas — se volteó con una sonrisa forzada a dahyun quien observaba la escena en silencio. — Dubu, lo que sea que pidan, la casa invita. Trátalos con especialidad.

Control TotalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora