Capítulo 70

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Narrador Omnisciente.

- Mira sus piecitos. - se enterneció Emmett.

- Mira sus manitas. - se enterneció Félix.

- Eh... chicos. - los llamó Edward.

- Sus mejillas regordetas. - ignoró Emmett.

- Sus pancitas gorditas. - ignoró Félix.

- Hermanitos... - trató llamar su atención Edward.

- Mira sus ceños fruncidos. - señaló Emmett.

- Mira el brillo de sus ojitos. - señaló Félix.

- Eh... Félix, Emmett. - intentó Edward de nuevo.

- Mira que lindo color rojito. - adoró Emmett.

- Son tan peligrositos. - adoró Félix.

- ¡Cuida-!

- ¡MI MANO!

- ¡MI HERMOSO ROSTRO!

Edward suspiró.

- Traté de advertirles... 

--- 

- Cinco minutos... les pedí que los vigilaran ¡Por cinco minutos!

- Lo siento... - se disculpó Félix.

- Sí, no volverá a suceder. - se disculpó Emmett.

Lissa suspiró y se giró hacia sus hijos, ignorando los quejidos de los chicos mientras sus esposas se los llevaban.

Los bebés descansaban en una cuna amplia y cómoda, sus pequeños ceños fruncidos se relajaron y sus ojos brillaron con ternura ante la mirada de su mamá.

- Mamá es tan hermosa. - pensaba la pequeña.

- Si... bueno, claramente debía ser linda...- desvió su mirada el pequeño.

Fue grata la sorpresa de lo estrecho que era el vínculo entre los gemelos, tan así que podían compartir al otro sus pensamientos, más solamente entre ellos.

Eso explicaba la constante sonrisa enternecida de Edward quien sí podía oírlos.

Lissa acarició ambas cabecitas, la niña tomó su mano y rió, el niño se recargó más en la mano de su mamá, ambos suspirando contentos. Eran realmente tiernos, y Lissa no podía soportar tanto esplendor.

Claro, en cuanto levantó su mirada, fue el turno de Lissa de suspirar.

Después de la lucha contra los soldados de Sehan, la cabaña no estaba en las mejores condiciones y, después de la sugerencia de Esme y las súplicas de Félix y Emmett, terminaron quedándose un tiempo en la casa Cullen mientras Jasper, con ayuda de sus hermanos, iban reconstruyendo la cabaña. 

Justamente a la vista de Lissa, Jasper venía llegando y, su aspecto trabajado y mangas arremangadas, hicieron que ella tuviera que sostener su pecho.

No puedo creer que tanta hermosura me rodee. 

Lissa soltó un quejido y Jasper se apuró a estar a su lado. Al verlo, Lissa tuvo que cerrar los ojos de nuevo.

- ¿Qué tienes? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Son los bebés? - preguntó Jasper algo preocupado.

Sus hijos rieron y levantaron sus brazos hacia él.

Jasper frunció el ceño y volvió a su esposa.

- ... demasiado...

- ¿Demasiado?

Lissa asintió.

- Mi corazón no puede soportarlo... son tan bellos... - Tomó sus mejillas. - Jasper, ¿Por qué eres tan bello?

Flor De Hielo [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora