Capítulo 2
Las últimas dos semanas de Junio se nos hicieron insoportables. Las clases se nos hacían más lentas, las tardes estudiando, interminables, y los fines de semana parecían vacaciones de semana santa. Estábamos tan impacientes por que acabara el colegio y salir de España que los días cada vez se nos hacían más pesados.
Hasta que al fin, el 1 de Julio llegó tan seco y caluroso como siempre. El verano había comenzado, y nuestro viaje a Londres también daría su comienzo al mediodía.
En el avión todo el mundo comentaba lo ilusionados que estaban con sus familias, ya que habían estado investigando por Facebook y ya les habían echado un vistazo. Nosotras cumplimos con la promesa de no volver a hablar sobre ella, y éramos las únicas que no sabíamos cómo era realmente nuestra futura familia.
Danielle, que como todas pudimos observar muy gratamente, no se había mareado aún, conversaba animadamente con Brooke mientras Reece y yo admirábamos las vistas desde la ventana del avión.
Todas estábamos ansiosas por llegar y pisar suelo londinense al fin. Y lo mejor es que estaríamos allí nada más y nada menos que durante doce meses. Iba a ser memorable.
Cuando llegamos al aeropuerto de Gatewik nuestras profesoras encontraron a los organizadores del viaje, y estos nos llevaron hacia el autobús que nos llevaría directo a Londres.
El viaje duró una hora y media aproximadamente, y al fin llegamos a la ciudad. Mientras lo recorríamos pudimos ver de lejos los monumentos más importantes, como el London Eye o el Big Ben. Aún no podíamos creer que estuviésemos allí.
El autobús aparcó en frente de un enorme parque. Era un parque precioso. Completamente verde, lleno de grandes árboles y césped donde mucha gente descansaba tumbada. Cuando bajamos, el sol golpeaba fuertemente sobre nuestras cabezas, aunque una suave brisita hacía que fuese posible soportarlo.
El autobús se fue y nos quedamos con nuestras profesoras y la organizadora del viaje, esperando a que las familias vinieran a recogernos.
Poco a poco, estas fueron apareciendo y llevándose a nuestros compañeros a sus respectivas casas. Al cabo de 39 minutos, más de la mitad se habían ido con sus familias. Brooke, Reece, Danielle y yo seguíamos esperando a las nuestras, con más nerviosismo a cada minuto que pasaba.
Entonces un pequeño coche rojo apareció al final de la calle. De él bajo una señora de unos 65 años y de cara bondadosa con un perrito sujetado con una fina correa azul. Se acercó a la organizadora y esta señaló en nuestra dirección, sonriendo mientras le decía algo a aquella señora. Mi estómago dio un giro de 360 grados. Sabía que era muy poco probable que en realidad nuestra familia fuera de la de Harry Styles, a pesar de las coincidencias. Pero aun así, al final había acabado haciéndome ilusiones. Bueno, al menos aquella viejecita parecía simpática, ¿no?
Pero fue entonces cuando la organizadora habló con nuestra profesora, y esta fue la que se acercó un poco y dijo los nombres de las que se quedarían todo ese año allí con aquella viejecita.
-¡Reece, Brooke! ¡Venid a conocer a la señora Williams!
Nuestras amigas corrieron a despedirse de nosotras, y como siempre, acabamos por abrazarnos las cuatro como si no nos fuéramos a ver en años, sabiendo perfectamente que al día siguiente estaríamos juntas de nuevo. Reímos y nos prometimos hablar por whatsapp en cuanto llegáramos a nuestras respectivas casas. Y sin más, partieron en aquel pequeño coche rojo, acompañadas de la adorable viejecita y su gracioso perrito.
Fue entonces cuando Danielle y yo nos miramos de nuevo. Nuestros semblantes comenzaron hieráticos, pero no pudimos aguantar por mucho tiempo. Soltamos tremendo grito que nuestra profesora, que estaba hablando con la única pareja aparte de nosotras que quedaba, se volvió y nos regañó antes de disculparse ante la organizadora, la cual comenzó a reír alegando que era normal en jóvenes con aquellas edades. Nosotras hicimos caso omiso a todo eso, claro, y empezamos a hiperventilar mientras rezábamos porque nuestra familia fuera la deseada.
-¡Oh, Dios santo! ¡Siento mucho llegar así de tarde, pero me entretuve en la pastelería! –ambas callamos de inmediato y nos miramos con los ojos muy abiertos, apretando nuestras manos con fuerza. Sabía que por la cabeza de Danielle pasaba lo mismo que por la mía: ‘Había dicho pastelería’-…sí, sí, soy yo. Anne Cox, un placer conocerla.
‘Ay madre… ay madre, ay madre, ay madre…’
-… ¡por supuesto! Ahí mismo están. Danielle, Scarlett, ¡os toca!
Después de respirar hondamente por enésima vez, ambas nos giramos a mirar por primera vez en aquel año a la que sería nuestra ‘madre’ de acogida. Creo que nuestras caras debían de ser el reflejo del mejor chiste del mundo, porque la mujer comenzó a reír a carcajadas mientras negaba con la cabeza, como si nos entendiera a la perfección. Y entonces fue cuando nos abrazó. Nosotras seguíamos en shock, pero ambas conseguimos corresponder a su abrazo y saludarla con un simple ‘Encantada’, como si fuéramos una especie de autómatas.
En pocos minutos ya estábamos subidas al coche de nada más y nada menos que la madre del mismísimo Harry Edward Styles, y… ¡dirigiéndonos a su casa! Aún no nos lo podíamos creer, pero el shock inicial ya estaba superado. Yo siempre me había sentido más cohibida a la hora de hablar en inglés, por lo que Danielle fue la que mantuvo conversación con Anne durante gran parte del trayecto.
La madre de nuestro ‘querido’ Harry resultó ser una mujer realmente encantadora. No paraba de hablarnos sobre la ciudad, lo que podríamos visitar por allí, y las miles de cosas que nos llevarían a hacer durante todo este año. Nos dijo que estaba realmente ilusionada, y que Gemma, su hija mayor, estaba deseando conocerlas, pues siempre había deseado tener hermanas pequeñas.
-Harry es el que estaba un poco más reticente al principio, por… -calló entonces, dejando que ‘Don’t Stop Believing’ sonara de fondo en el interior del coche. Pero rápidamente soltó una suave risita mientras se encogía de hombros y nos miraba por el espejo del coche.- Bueno, ya supongo que sabréis quién es Harry, así que pensó que esto quizás era mala idea. Ya sabéis, hay fans bastante… intensas. –volvió a reír y nosotras dos la acompañamos, asintiendo. Pero una mirada cómplice entre ambas cruzó la parte trasera del vehículo.- Pero sabía que también habría chicas maduras que supieran afrontar esto. Y además, será divertido para todos.
Después de escuchar todo aquello, no pudimos agradecer, querer, adorar e idolatrar más a Anne en silencio. Ese iba a ser sin duda el mejor año de nuestra vida.
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Summer Love *en pausa*
Romansa¿A quién no le gustaría pasar el año de su vida en Londres? Y, ¿a quién no le gustaría pasar ese año con nada más y nada menos que...One Direction? Cuando Scarlett y Danielle deciden acabar su último año de instituto en Inglaterra, vivirán experien...