Resumen del Capitulo
Theo encuentra un compartimento tranquilo en el Expreso de Hogwarts.
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No había nada más seductor que una biblioteca. La magia escondida en las páginas, todos los pequeños hechizos de pelusa -ligeramente agradables como la espuma de un huevo sobre un postre-, el orden, la limpieza, la indexación, etc., pero eran las notas (de sabor) de la magia silenciadora que colgaban pesadamente (y se mezclaban con las volutas resonantes de la magia contenida en las páginas, la emoción del peligro que acechaba a los desprevenidos, <el poder que uno podía aprovechar>) lo que realmente despertaba algo en él. Theo no entendía cómo esa combinación podía ser superada ni siquiera por el mejor whisky de fuego, al que su padre era tan aficionado.
La magia entretejida en el reluciente Expreso de Hogwarts escarlata era supuestamente impresionante, pero Theo no podía sentir nada por toda la maldita gente.
Theodore Nott detestaba a la gente.
Ruidosa. Aburrida. Estúpida.Frunció el ceño mientras arrastraba su baúl por el tren. No había nadie en este pasillo en particular para verlo. Le esperaban diez meses de ser el impecable heredero Nott, frunciría el ceño mientras pudiera. Se detuvo en seco, con la boca abierta de asombro. Silencio. Este compartimento prometía silencio. Podía saborear el silencio. No reconocía ningún hechizo. Aunque seguramente debía de ser de cursos superiores, pero en ese caso cerrarían la puerta con llave si querían intimidad. El silencio le llamaba. (Atrayéndole.) Probó el picaporte. Cedió.
Dejó que una altiva indiferencia bañara su rostro y se tomó un momento para visualizarla fraguando como el yeso. Luego abrió la puerta, dispuesto a preguntar si podía unirse a ellos, pero una vez más se detuvo en seco. Primero por la magia, que parecía una ola, pero no lo era. A Theo nunca se le acababan las palabras y, sin embargo, le costaba encontrar algo para describirla. Segundo, por la visión de lo que debía de ser un alumno de primer año, pues parecía más pequeño incluso que la hermana pequeña de Daphne Greengrass, con el pelo negro alborotado, vestido con una especie de harapos, acurrucado en la esquina más alejada. Tercero, por los ojos verdes luminosos y sorprendidos.
Theo estaba demasiado bien educado para burlarse abiertamente de la pobreza, ese tipo de exhibición descarada era para los Malfoys. Puso la correspondiente expresión de leve desdén. Estaba claro que debía darse la vuelta para marcharse, pero la magia. Y seguramente era preferible un tranquilo animal salvaje a siete horas de Draco Malfoy parloteando sobre su escoba, y su padre, y la próxima escoba que su padre seguramente le compraría. Podía leer su libro en paz. Es decir, estudiar atentamente la magia que colgaba del compartimento. Nadie tenía por qué saberlo.
(Y Theo podía defenderse. Aún no contra su padre, pero sí contra un animal salvaje. Defenderse. Porque sabía que no debía provocar).
Sin embargo, había etiqueta para esta situación. Y, él sabía cómo maniobrar una pregunta.
"Disculpe la intromisión, ¿está ocupado este asiento?"
Aquellos desconfiados y vibrantes ojos verdes parecían mirar más allá de él. Ni una palabra. Ni un movimiento. Pero el pelo de Theo se agitó ligeramente con el viento que ahora soplaba en el compartimento. Interesante.
"¿No? Fantástico".
Le tendió la mano a modo de presentación. "Heredero Nott. Theodore Nott". El pilluelo parecía... confuso.
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A Quiet Magic
FanfictionDiez años a merced de los Dursley pasan factura a Harry Potter y a su magia. En un compartimento sospechosamente silencioso del Expreso de Hogwarts, dos niños hacen su primer amigo. Los cuidadosos planes de Theo Nott y sus libros bien apilados se ve...