Corazones rotos | FreenBecky

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Pov: Freen

Volvió a besarme, sus labios cálidos sobre los míos hicieron un estrago en mi interior, provocando que quisiera más de ella, por lo que no me pude contener y continué con aquel beso. Sentí cómo su lengua se deslizaba suavemente en mi boca, entrelazándose con la mía en un baile íntimo y apasionado.

Cada beso era una descarga eléctrica que recorría mi piel y me dejaba sin aliento. Era como si nuestros labios hubieran estado esperando este momento durante tanto tiempo, como si cada caricia silenciosa en nuestros corazones finalmente encontrara su voz.

Nos abrazamos con fuerza, sintiendo nuestros cuerpos fundirse en un abrazo que no dejaba espacio para la duda ni la confusión. El deseo de estar cerca el uno del otro era abrumador, como una fuerza magnética que nos atraía sin control.

Becky tomó mi mano y me llevó hacia una pequeña choza cercana, enfrente del mar. La oscuridad de la noche nos envolvía, pero el brillo de las estrellas y la suave luz de la luna nos guiaban. Entramos en la choza, que estaba apenas iluminada por una vela temblorosa.

Allí, con el sonido del mar de fondo, nos detuvimos por un momento, mirándonos profundamente a los ojos. Los latidos de mi corazón retumbaban en mis oídos, y podía sentir la intensidad del momento cargado de emociones.

Sin decir una palabra, Becky tomó mi rostro entre sus manos y volvió a unir nuestros labios en un beso tan dulce como apasionado. Sus labios eran como una adicción, y yo me sumergía en aquellos besos como si fuera el aire que necesitaba para respirar.

Nuestras manos empezaron a explorar los contornos de nuestros cuerpos, con suavidad y deseo. Cada caricia, cada roce, provocaba una explosión de sensaciones en mí. El tiempo parecía detenerse, y solo existíamos nosotras dos, entregadas por completo a la magia del momento.

Mis dedos acariciaron su cabello con ternura mientras continuábamos besándonos con pasión. Cada suspiro que escapaba de nuestros labios era una melodía que resonaba en el silencio de la choza. El calor entre nosotras aumentaba con cada instante que pasaba.

Descendimos cuidadosamente hacia el suelo, no importaba el lugar, simplemente que se tratara de nosotras dos. Ella me empujó suavemente, haciéndome recostar finalmente, con nuestras piernas entrelazándose. Nuestros cuerpos estaban tan cerca que podía sentir la suavidad de su piel contra la mía.

El deseo y el amor se entrelazaban en cada gesto y caricia, creando un fuego ardiente dentro de nosotras. Era como si el mundo entero desapareciera, dejándonos solo a nosotras dos en una burbuja de pasión y conexión.

Con cada beso y cada caricia, nuestros corazones latían en sincronía. Sentía que la energía del universo fluía a través de nosotras, conectándonos en un nivel profundo y espiritual.

Nuestros labios se separaron solo para susurrar palabras de amor y ternura, promesas silenciosas que se sellaban con cada contacto de nuestros cuerpos.

En aquel rincón íntimo frente al mar, nos perdimos en el éxtasis del amor y la pasión compartida. Cada instante era una eternidad de emociones que nunca olvidaría, y sabía que, pase lo que pase, este momento viviría para siempre en mi corazón.

O al menos eso era lo que creía en ese momento.