Capítulo 1

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Fresa, cerezas, chocolate, vainilla y así un sin fin de sabores de pasteles que había en la mesa de la frutería Higashikata. Yasuho ya se había ido del local, dejando a Josuke acompañando a su nueva familia.

-Venga Josuke, no seas tímido. Elige un pastel.- Repetía Mistuba esperando que esta vez consiguiese que Josuke eligiese un sabor. Porque sí, Josuke seguía sin dar una respuesta alguna.

El resto de los que sobrevivieron a los ataques de Wonder of U, miraban al chico de traje marinero con expectación. Y como de un milagro se tratase, Josuke suspiró hondo y dio finalmente una respuesta sincera.

-Si a Norisuke le gustan las cerezas y las fresas es un sabor demasiado obvio... no entiendo porqué discuten cuando se pueden juntar ambas frutas.-

Ante aquella respuesta Daiya miró a Joshu, Joshu a Hato, Hato a Tsurigi y Tsurigi a su madre Mitsuba y finalmente todos acabaron por ver al mismo tiempo, y con los ojos bien abiertos, a Josuke.

Un silencio sepulcral se hizo presente en el ambiente hasta que la propia Daiya decidió intervenir rompiendo el silencio en el proceso.

-¡Es una idea fantástica, Josuke!- Exclamaba la joven abalanzándose y abrazar al chico.

-Gracias, supongo...- Responde Josuke un tanto confundido. -¿Tú qué opinas Yasu...- Josuke no terminó su pregunta ya que se había quedado sorprendido al no ver a Yasuho Daiya por su parte miraba también hacia donde antes se encontraba la chica de cabello rosado.

-Qué raro, pensé que Yasuho estaba aquí.- Decía la joven inclinando su cabeza.

-Tal vez se fue a reencontrarse con su familia. Después de todo ella también se vio involucrada y con suerte ha sobrevivido.- Habla Hato con la intención de evadir de manera rápida el tema. Yasuho no era el 'problema' principal.

-Tienes razón hermanita, vamos Josuke, vamos a preparar el pastel que elegiste antes de ir a ver a papá.- Daiya comenzó a tirar de la manga del jersey de Josuke, haciendo que éste la siguiera a pesar de que el chico tardó segundos en retirar su mirada en la puerta principal de la frutería.

La luz verde del semáforo estaba parpadeando más rápidamente y eso significaba una cosa; el semáforo iba a prohibir el paso de peatones en cuestión de segundos nuevamente. Yasuho sin pensar, corrió lo más rápido que pudo y llegar, con éxito, al otro lado de la acera.

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