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Adriana se despertó de buen humor. El sol entraba a través de las cortinas y le daba en la cara. Se levantó de la cama, se dirigió al baño y se duchó. Se puso ropa de la escuela y se empezó a preparar para el día. Mientras se peinaba, volvió a pensar en Enzo.
-¡Qué tontería! se dijo a sí misma

-Trato de no ser tonta, pensó Adriana.
-Es solo un chico que conocí en la escuela. Nada más. No tengo por qué sentirme tan nerviosa solo por eso. Pero, aunque se lo repitió una y otra vez, no pudo convencerse.
-No tengo por qué sentirme así, se dijo, -debo ser racional y no dejar que esto afecte mi día.
Aunque ella ya lo tenía claro, hoy era su día y hoy se iba a declarar a él
Mientras Adriana caminaba a su clase de biología, pensaba en cómo le diría a Enzo lo que sentía.
-Es solo un chico, pensó,
-y si me rechaza, eso no significa nada" Pero, cuando estaba a punto de abrir la puerta, las palabras se le atascaron en la garganta. Se sintió como un nudo en el estómago.

Adriana abrió la puerta y entró en la clase.
-Buenos días, le dijo el profesor,
-estás bien?. Adriana asintió con la cabeza y se sentó. Entonces, notó que Enzo la miraba con una sonrisa en la cara. -Oh no, pensó Adriana,
-aquí vienen las burlas. Pero, en vez de eso, Enzo le dijo:
-Hola, como estas?
Adriana se sorprendió.
-Hola ,le contestó, con voz más débil de lo que había planeado. Enzo le sonrió. "
-Te veo muy contenta esta mañana. ¿Te ha pasado algo bueno?,preguntó. Adriana se ruborizó un poco.
-Bueno... no, nada en especial" dijo,
-solo estoy de buen humor, supongo.
-Bien, es bueno ver que estás de buen humor. Siempre es agradable tener a una compañera de clase de tan buen ánimo
,dijo Cristiano. Adriana sonrió, halagada, pero no sabía qué decir.
-Bien, comencemos la clase, dijo el profesor, y se volvió hacia el pizarrón. Adriana respiró hondo y trató de concentrarse. Durante la clase, Adriana hizo lo posible por enfocarse en lo que el profesor decía. Pero, aunque lo intentaba, no podía evitar pensar en lo que acababa de pasar con Enzo. ¿Había sido una simple cortesía o él realmente le había sonreído? Adriana no estaba segura. Y, a medida que pasaba el tiempo, su preocupación crecía más y más. Cuando la clase terminó, Adriana se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta. Se volvió un poco para mirar a Enzo , pero él estaba hablando con un compañero y no la vio. Adriana se sintió aliviada y un poco decepcionada a la vez. Salió de la clase y se dirigió al pasillo.

Mientras se dirigía a su siguiente clase, Adriana empezó a preguntarse si debería hablar con Enzo.
-Y si me lo tomara a broma? Eso sería terrible, pensó. Pero, en el fondo, sabía que debía hablar con él. Entonces, tomó una decisión. Decidió que, antes de ir a la clase, iría a hablar con Enzo. Adriana llegó a la puerta de la clase de Enzo y trató de respirar lentamente. Trató de tranquilizarse y de no parecer nerviosa. Entonces, llamó a la puerta. -
¿Puedo hablar contigo un momento?, preguntó. Enzo la miró y asintió.
-Claro, pasa, le dijo. Adriana entró en la clase y se sentó frente a Enzo. Adriana sentía que le palpitaba el corazón en el pecho.
-No te preocupes, se dijo a sí misma,
-lo peor que puede pasar es que te rechace. No te pasa nada por intentarlo. Entonces, respiró hondo y dijo: -Enzo, hay algo que quería decirte. Enzo la miró y dijo: -¿Sí? ¿Qué pasa?. Adriana tragó saliva y empezó a hablar.
-Escucha, es que... te quiero decir que... te... te... te gusto
-Lo siento, ¿qué?, dijo Enzo . Se le veía confundido. -Te gusto , dijo Adriana con más seguridad. "-Lo siento, pero no lo he entendido, respondió Enzo. -Me gustas, dijo Adriana.Enzo quedó anonadado. Luego, una sonrisa amplia apareció en su rostro.
-No sabes cuánto me alegras el día con eso, dijo. Adriana suspiró aliviada.
-Lo siento, solo tenía que decírtelo, le dijo.
-De verdad que no tienes por qué disculparte, dijo Enzo.
-Pero, ¿qué quieres decir con eso?, preguntó. Adriana se ruborizó.
-Quiero decir... quiero decir que... es decir, te encuentro muy interesante y... y... agradable. Y... bueno... me gustaría... me gustaría... ¡no lo sé, esto es muy confuso!.
-Quieres decir que te gustaría salir conmigo?, preguntó Enzo . Adriana asintió y miró hacia el suelo, avergonzada.
-Bueno, no puedo decir que no estoy sorprendido
dijo Cristiano,
-pero estoy contento de que me hayas dicho esto. Me siento igual hacia ti y me encantaría salir contigo. Adriana levantó la mirada y miró a Enzo a los ojos.
-En serio?, preguntó.
-Totalmente en serio, dijo él.
Pasaron las horas y ya acabo el día.
Al finalizar la clase, Adriana salió de la sala y vio a Enzo esperándola frente a la puerta.
-Hola" le dijo ella.
-Hola guapa, dijo él,
-¿quieres que te lleve en moto a casa?.
-Sí, gracias, respondió Adriana, y se dirigieron a la moto. Enzo le ofreció su casco y le dijo
-Ponte este casco y agárrate bien. Vamos a tener un viaje entretenido. Adriana se puso el casco y se acomodó en la moto. Enzo la acomodó y dijo:
-Aquí vamos.
Enzo arrancó la moto y salieron del aparcamiento del instituto. Mientras la moto avanzaba por la calle, Adriana notó el viento en su cara. Se sentía emocionada y excitada.
-¡Este es uno de los mejores días de mi vida!, pensó. Le encantaba la sensación de libertad que sentía mientras veía las calles pasar a toda velocidad. Y lo mejor de todo era que estaba con alguien con quien se sentía completamente ella misma.
Mientras viajaban, Enzo y Adriana se pusieron a conversar. Hablaban de todo lo que les pasaba por la cabeza, de sus planes para el futuro y de todo lo que habían hecho aquel día. La conversación resultó tan interesante y divertida que los hizo olvidar el tiempo. Y pronto, llegaron a la casa de Adriana.

•No debí haberte conocido •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora