¨Fibra sensible¨

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¨Seré el demonio que sepas provocar¨


Lucien

Hablar con ella siempre será un regalo, sin embargo, ahora quiere saber más de mí. En específico de mí y mi padre. Un tema que no me gusta tocar. Pero menos me gusta alejarla, no la alejare otra vez. 

—Vamos, ahora es la oportunidad de hablar prometo solo escuchar — me asegura. 

—Tu y yo sabemos que no es cierto — digo.

—Anda, creo es bueno que lo hables

Quiero quejarme por que no me gusta hablar de mi me hace muy vulnerable, pero solo la observo, se sentó un poco mas cerca de mi y eso me gusta. La lluvia todavía truena con fuerza en el suelo y quiero aprovechar cada momento cerca de ella.

Es solo hablar, no hace daño.

—Bien, pues ya conociste a mi padre. Y estos días nos hemos encontrado de vez en cuando ya que quiere retomar su conexión conmigo — la mira rápidamente y está prestando atención. Desvió la mirada a otro punto en que no me sienta débil —Aun sigo creyendo que es muy tarde para recuperar a mi padre y el a su hijo.

—Nunca es muy tarde, probablemente en el futuro te arrepientas de no intentar así que si quieres un consejo yo digo que sigas intentando — escuchándola sigo meditando lo que dice —aprovecha que tu padre esta bajando la guardia, no se lo que paso entre ustedes, pero creo que puedes resolverlo y que las cosas se pongan mejor.

Apretó mis dedos en mis puños, de esta manera me ayuda a contener la incomodidad que siento en mi interior. La simple idea me causa terror, me hace volver a ser ese niño asustado que solo deseaba el amor de su padre. 

—Desde niño admiraba mucho a mi padre, por que el defiende a las personas que mas lo necesitan y su profesión se lo permite a lo que yo siempre quise ser como el... — tomo un momento para respirar —Desde que nací tuvo un tipo de rencor conmigo... porque mi madre murió en el parto... y ante eso mientras pasaba el tiempo encontré una manera de hacer lo que admiraba en él, una manera de defender, eliminando a los pecadores. Jamás veo justo que las personas mas merecedoras sean siempre las que se vayan o terminan sufriendo. Los que deben sufrir son los que pecan.

—Creo que ves que las personas merecedoras como tu madre se los llevan y que te ves culpable de ello.

—¿Ahora eres psicóloga ángel? — trato que mi voz no suene molesta.

—No, pero quiero ayudarte a entender lo que sientes.

—Pues ya te dije lo que siento no debo comprender nada de eso.

—Bien, ves que haciendo pagar a los pecadores es la mejor opción. Entiendo tu punto de vista, pero no estábamos hablando de eso.

—Mi padre — contesto — pues mi padre ese que te llevo a casa esa noche fue el hombre que por el dolor de la perdida de la mujer que amaba decidido culpar a su hijo y ante mi rebeldía de defender y hacer pagar a pecadores decidido sacar a su hijo de su casa dejarlo a su suerte a lo que el tuvo que buscar una manera de pagar su comida, casa y escuela peleando en peleas clandestinas... Solo tenía quince años.

Se vuelve un silencio hasta que siento su mano tomando la mia.

— Te comprendo.

—Esa es la cosa ángel, yo ya acepté que mi padre me culpe y que eso me afectara, pero ya no lo veo como todo malo. Las personas como tú no han visto la belleza en la oscuridad.

Ahora ella se pone tensa, bajo la mirada y en el momento que levanta el rostro sus ojos están húmedos como si estuviera apunto de llorar. Como si le tocara  una fibra sensible.

—Créeme, eh visto la oscuridad.

Me atrevo a limpiar la lagrima que rueda en su mejilla.

—Pero aun no has visto lo bueno de ello, es lo que me gustaría enseñarte. Enseñarte que de la oscuridad te vuelvas mas fuerte. Que agarres esa oscuridad y regreses el golpe — mas lagrimas cayeron de sus ojos —No me gusta verte llorar, tus lagrimas son como si mi alma sangrara. Y aun que sé que es inevitable lo mejor seria que aprendieras y crecieras de ese dolor.

Ella limpio su rostro para después mirarme unos segundos en silencio.

—Entiendo, tomare tu consejo, aun que venga del diablo — dice regalándome una pequeña sonrisa triste. 







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El Ángel del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora