Una Diosa

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Natsuki tembló ante la Katana en su cuello,el demonio zorro le estaba amenazando con una mirada despectiva.

—Y-yo...—tartamudeó.

—Habla de una vez,humana idiota,¿que es lo que quieres?—habló con voz rasposa.

—Q-queria...Q-queria preguntarle co-como estaba,Señor...A-anoche,usted estaba...estaba...—hablaba nerviosamente.

El peliplata chasqueó la lengua,soltando la espada y jalando de la Hakama a la joven,la atrajo hacia el con brusquedad.

—Tú...Maldita humana,¿que te hace pensar que me interesa?no te pedí ayuda,y tampoco necesito que estorbes.Lárgate.

—Y-yo...—tomó aire,agarrando fuerza—¡Y-yo no soy una humana!¡Suelteme ahora!

—Ah,¿Y que eres entonces?—acercó su rostro al de ella,mirándola con una sonrisa socarrona—¿Un ángel que viene a matarme?

—¡Soy un demonio divino!y le juro que si no me suelta,¡Le morderé la cara!

El híbrido la miró y aguantando la risa,le dijo burlonamente;

—¡¿Demonio divino?!¡¿Enloquesiste o qué?!

—¡Es la verdad!¡Bobo!¡SUELTEME!

Ambos se miraron por un momento,una con decisión y el otro con más molestia aún,parecía como si se gruñeran internamente.Este último,la soltó de mala gana.

—...Ah,gracias—dijo sacudiéndose la nieve de sus ropas—Por favor,muestreme su brazo.

—Ja,¿Por qué lo haría?—sonrió burlón.

—Está herido,por eso.Debo quitarle esos vendajes.

—¿Que te importa si lo estoy?—se dirigió a la puerta de la casa—Ya lárgate,tu olor me está mareando.

—¡No es mi culpa!—objetó cruzándose de brazos—¡Su olor también tiene todo el lugar inundado!...Aunque...—miró al zorro—Tal vez a usted le afecte más porque tiene mi Haori—señaló el manto.

El zorro paró en seco.

—Tú me lo diste.

—...Ah,¿Entonces lo acepta?—se sorprendió.

—¿Aceptar qué?—volteó mirándola.

—¿Acepta mi regalo?—sonrió—¿Le gustó,Señor?

El ojivioleta se acercó,mirándola desde arriba con molestia,de nuevo.Sin que le diera tiempo a defenderse,la agarró del brazo con fuerza,arrastrándola a un lado de la casa.

—¡Wah!—se quejó—¡¿Que le sucede?!¡Ya déjeme!¡Mikage!—llamó a gritos a su hermano—¡Mikage ayúdame!

La fuerza antinatural de la diosa combatía casi parejo con la del zorro mayor.Sin embargo por la edad el peliplata era más fuerte,por lo que la arrastró hasta lo que parecia un barranco,un relieve peligroso.

Asustada,la niña empezó a revolverse tratando de liberarse del agarre,fracasando inútilmente.Antes de que se diera cuenta,Tomoe la agarró de la cintura.

—¡¿Q-que se supone que hace?!—gritó asustada.

Y la lanzó por el barranco.

Sin remordimientos,el zorro la vió caer con el rostro neutro,para acto seguido,quitarse el Haori y lanzarlo también.

—Ahí tienes tu maldito Haori.

Se metió a la casa tranquilamente,sin acerciorarse de que la niña hubiera caído.

あなたと生きる:Anata To Ikiru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora