25- Luna de miel

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-6 de marzo-

Amanda.

— Cuídenla muy bien, no la dejen sola ni un solo segundo. Si le pasa algo...

— Tranquila Amanda, yo vendré a supervisarlas y a ver qué todo vaya bien con Damaris. No voy a dejarla sola — me dice Liliana y volteo a verla — Disfruta esas pequeñas vacaciones. Yo me encargaré de que todo vaya bien aquí mientras no estén.

— Si le llega a pasar algo soy capaz de todo — digo observando a las niñeras.

— No se preocupe señora, nada va a pasarle a la bebé.

— Eso espero.

— Vete tranquila — le hace una seña a Dylan para que ya me saque de aquí.

— Soy capaz de todo si le pasa algo.

— Si si, ya nos quedó claro a todas, ahora vete tranquila — me suelto del agarre de Dylan y voy a dejarle otro beso a mi pequeña bebé.

— Pórtate bien Damaris, volveremos pronto — vuelvo a dejarle un beso en la mejilla y acaricio su cabello.

— Se nos hace tarde — dice Dylan y me separo de ella para seguirlo no sin antes volver a echarles una mirada de advertencia a las niñeras.

Liliana me despide con la mano y luego subo al auto.

Alguna media hora después llegamos al muelle y de ahí subimos al yate el cual nos lleva a una de las islas donde Dylan tiene una casa hermosa, en la cual pasaremos la semana.

Una hora después llegamos y apenas bajamos el yate vuelve a irse dejándonos ahí.

— ¿Que haremos primero? — pregunta mientras entramos a la casa y yo volteo a verlo sonriendo.

— Ir a la alberca y follar allí — sonríe y lo beso mientras comienzo a quitarme el vestido con su ayuda.

De un brinco me subo a él y gancho mis piernas en su cadera mientras vuelvo a besarlo con desespero.

Sube escaleras conmigo trepada a él y llegamos al balcón de la habitación donde está la alberca.

Me sostiene con una mano de la cintura y con la otra se quita la camiseta de un movimiento y luego los pantalones para luego aventarse al agua.

— ¿Alguien podría vernos? — pregunto pegándome más a él y volviendo a besarlo.

— Quizá, pero si lo hacen, que disfruten.

Desabrocha mi sostén y me sube más a su cuerpo para besar mi cuello y descender hasta mis pechos.

— Si Damaris se entera va a golpearme por usurpar su comida — me carcajeo — Pero primero fueron mías.

Succiona mi pecho y luego se aparta riendo el imbécil.

— Con razón nunca quiere apartarse de ti, la jodida leche sabe buena.

— Toda yo estoy buena.

— Si — vuelve a besar mi cuello y luego mis labios mientras que con su mano libre baja mi braga y comienza a acariciarme y a introducir sus dedos dentro de mi.

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