Hay definitivamente muchas cosas que odio y una de ellas es que la lavadora del conjunto de habitaciones se dañe, que la ropa ya este jabonada y que tenga que ir a trabajar. No es la bonita mañana que se supone que debería ser; sin el rico molestando, sin micka diciéndome lo guapo que es y por supuesto sin la suerte a mi favor. Justo cuando estaba sacando la ropa de la Lavadora mi chatarra de celular empezó a sonar en un escandaloso ritmo pegue un salto y una de las chaquetas favoritas de micka cayo al piso. Maldita sea mi vida.
- Alo?- espere la voz de todo el mundo al teléfono menos la del maldito rico.
-Señorita se encuentra bien? - preguntó este.
- si no le digo la verdad perfectamente, si le digo la verdad estoy realmente mal- No escuchaba nada en la otra linea así que iba a colgar.
- Estoy en el campus y no la encuentro, donde esta?.
- Que le importa?.
- Esa no es la forma de responder de una dama.- suspire.
- Pregunte por el cuarto de lavado aquí estoy.- Ni siquiera respondió, solo colgó.
Maldita sea!! Y esa no es la forma de responder de un caballero.Sentí como la puerta se abrió y frunci aun mas el ceño mientras sacaba la ropa y me mojaba.
- ¿Que paso aquí? - pregunto mirando como colocaba la ropa en un balde y suspiraba.
-Nada, absolutamente nada; todo esta a pedir de boca.
- Existen las tintorerías sabe, cuando yo estaba en la universidad pagaba tintoreria, así no tiene que andar con estos problemas de la lavadora.- Dios mio callalo tu o lo callo yo.
- Me ve cara de tener plata, para pagar una tintorería? Apurado tengo para pagar las fotocopias del semestre!!.- okay en lo de las fotocopias exagero un poco pero igual no es que yo nade en dinero.
- En mi apartamento tengo una lavadora y secadora...Podría utilizarla.- dijo mientras esquivaba unas gotas de jabón líquido.
- Trajo el auto? - el me miró confundido.
- si lo traje.- me hice la pensativa y lo observe.- que esta esperando, ayudeme a sacar esto, para llevarlo a su casa.
2 horas y media después...
- Me voy, ya acabe con todo, ya que tiene mi numero -no sabia de donde diablos lo había sacado- Me llama cúando este seca, tengo que irme a trabajar.
- ¿trabajar?
- si.... Tra-ba-jar, lo hacemos las personas que no escupimos dinero.- El asintió y yo caminé a las afueras del conjunto, con pasó tranquilo pues llevaba tiempo de sobra, cuando llegué a la pastelería freddie el hijo de la dueña me estaba esperando con esa bonita sonrisa que tenía, le sonrei de vuelta mientras me ponía el delantal y recogia mi maraña de pelo. Freddie y yo habíamos tenido una relación muy bonita y llena de experiencias, que había llegado a su fin con un acuerdo de los dos y desde ahí éramos muy buenos amigos. El estudiaba comercio y negocios internacionales y era magnífico en todo lo que hacía.
-La princesa ha regresado- dijo abrazandome.
- Buscando a su príncipe... ¿Lo haz visto por aquí?
- Lo tienes en frente- susurro guiñandome el ojo y solté una risa.
- Como digas.
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Había pasado ya una semana desde el incidente con la lavadora, había podido recoger mi ropa sin problema alguno y extrañamente nick no había venido a molestarme lo que me ponía de alguna manera nerviosa, sin saber si de alguna manera el se había arrepentido; anoche estuve de fiesta con Micka, su novio y 3 personas más había bailado demasiado y me encontraba demasiado cansada. Así que cuando el timbre sonó a las 10:00 am atendí a la puerta furiosa y cuando vi al hombre que atormentaba mi vida frente a mi, todo mi humor se fue por la borda, más aún cuando una Micka sonriente sacaba unas maletas y las metía al auto. Me pasaba un enjuague bucal y me daba una sonrisa de disculpas. En medio de mi confusión tome el enjuague lo bote a un lado de la carretera.
- Ojalá les vaya bien, ya sabes que debes comportarte, te quiero mucho. Y espero me cuentes todo al llegar.- Me empujo en el asiento de copiloto y ajusto el cinturón de seguridad con sorprendente fuerza, al cerrar la puerta sacudió y el brazo y me sonrio, nunca había tenido tantas ganas de golpear a alguien como ahora.
- ¿Que esta pasando?- el no apartó su vista de la carretera ni un momento, mientras me daba una explicación demasiado corta y absolutamente indignante.
- Conocerás a mi familia- lo mire fijamente.
- ¿Estas hablando en serio?- El no respondió nada, se limitó a aparcar a en la esquina de una cafetería.
- Mi primo se va a casar, dentro de 2 dias, no pensaba ir, pero una dama de honor junto al padrino cancelaron por una emergencia así que a mamá se le ocurrió que tu y yo podríamos ocupar los puestos y aprovechar para conocerte, todos están entusiasmados en conocerte y de alguna manera sabian que no tenía opción.- se bajó del auto y sólo preguntó.- ¿tomaras chocolate o café?
- café, por favor- se bajó del auto y yo solo suspire. Habian momentos deparados por nuestro destino que siempre pondrían el sentido de nuestras vidas de cabeza.
Paso una eternidad desde que se bajó del auto hasta que regresó, abrió el portavasos del auto mientras me pasaba una bolsita de papel que olía de maravilla. La tome recelosa pero no había notado cuanta hambre tenía.
Saqué uno de los rollos que había y al probarlo, sin intención solté un sonidito de satisfacción, lo que provocó una risa por parte del hombre que estaba a mi lado y probablemente sin notarlo me sorprendí un poco, era la primera vez que lo oia reir y aunque me sentí avergonzada me giré para encontrarlo mirándome.- Son deliciosos eh? Es una historia curiosa.
- Me la contarás?- el se quedó pensativo por un rato y negó con la cabeza.
- Ahora no, pero se que despues, cuando no tengas tanto sueño o hambre- dirigió una mirada hacia el gran mordisco en el rollo de canela - Me sacarás la información.
- ¿Tan fácil soy de leer?- el me miro y negó de nuevo con la cabeza.
- Podría decir que es todo lo. Contrario.
Y desde esa frase no volvimos a hablar y permanecimos en silencio, no fue el más comodo del mundo pero no me sentía tan intimidada después de todo, tal vez podría soportar las vueltas que el destino tendría deparado para mi... O tal vez no.
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todo en 90 dias
ChickLitnick es un hombre de 26 años que cree que su vida es perfecta sera el nuevo presidente de la empresa de su padre, las mujeres caen a sus pies, las toma y luego las desecha, todo cambia cuando su padre decide no darle la empresa hasta que no se case...