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Las cosas prohibidas son las mejores y él, siendo el rey de los demonios, la tentación encarnada en persona lo sabe muy bien.

Él tenía el poder de hacer dudar hasta al más recto, de corromper al más puro y de conducir a las almas blancas a un camino que resultaba ser similar a un pozo sin retorno.

Entonces, si era tan poderoso. ¿Cómo carajos era posible que él, un demonio de alta categoría, imperturbable y recto haya caído en el juego de seducción de un simple ángel caído?

Sunghoon tiene el potencial suficiente para rechazarlo, expulsarlo de su reino y dejarlo a su suerte vagando por el resto de su eternidad en la nada, sin embargo, hay algo dentro suyo que se lo reprocha en cada ocasión en la que considera la posibilidad de herir al travieso ángel. No quiere hacerlo pues aunque no lo admita, desde aquella noche en la que bajó al plano terrenal a hacerle el favor a su amiga Wonyoung; la muerte, la parca o como quieran llamarle, de recoger a unas almas y conducirlas al limbo donde serían juzgadas y terminó topándose en el acto al ser de alas negras, quedó cautivado por su belleza.

Aunque era demasiado molesto. Desde ese día, el caído se empeñó en perseguirlo a todas partes, aprovechándose de su divinidad perdida para vagar con él dentro del inframundo. El demonio ya hasta tenía pesadillas con su insoportable voz y personalidad inquieta que le recordaba a los seres de la tierra. ¿Cómo es que se llamaban...? ¿Cachorros? ¡Sí, esos eran! Jake era como un cachorro inquieto, uno que tenía alas negras que remarcaban que había sido atrapado por la tentación y castigado por ello y aunque a veces sentía la curiosidad al respecto picarle, se mordía la lengua para no acabar preguntando, porque que sabía que eso sería darle rienda suelta al ángel y en definitiva él no quería tener nada que ver con uno. Suficientes problemas tenía ya por ser el rey del inframundo, que lidiar con un revoltoso encaprichado en joderlo era un rotundo «no».

Entonces, si estaba tan empeñado en no dejarlo entrar, ¿cómo diablos era que había terminado empotrado contra su propio trono, siendo penetrado una y otra vez por el travieso ser proveniente del cielo?

Sunghoon no tiene ni puta idea.

Aunque le hiere el orgullo admitirlo, le gusta. El ángel de alas oscurecidas por el pecado sabe lo que hace, de manera experta toca cada punto necesario para hacerlo derretirse y juega con su paciencia, volviéndolo loco y deseoso de más. No debió permitirle entrar a su castillo ese día, pero se había sentido tan culpable de pensar en dejarlo afuera cuando una fuerte tormenta de arena se avecinaba en el desértico inframundo. Era un demonio, más no un desalmado, así que le permitió quedarse hasta que el ambiente se estabilizara, despotricando un poco en contra de Jungwon porque estaba seguro de que era obra suya, el chiquillo siempre había disfrutado de meterse con la estabilidad del ambiente y perturbar a las almas condenadas haciendo uso de sus habilidades para manipular el clima.

falling • jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora