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Sunghoon bien sabe la clase de angelito que tiene como su pareja, también es muy consciente de que es muy difícil para él negarle las cosas, así que cuando este llega al pie de su trono, pidiéndole con esos ojitos ámbar de cachorro brillantes que lo deje sentarse en su regazo mientras que él termina sus labores del día, no es capaz de darle una negativa. Jake sabe jugar muy bien sus cartas. Lo tiene comiendo de la palma de su mano, por lo que aprovecha que se encuentran solos en su castillo para hacer esa solicitud, sonriendo satisfecho en cuanto escucha al demonio suspirar para después verlo asentir.

El ángel es demasiado inquieto, por lo que su concentración desaparece en cuanto se abre un lugar en sus muslos. Sin embargo, no le molesta pues de todas maneras, iba a asignarle a Jungwon que terminara con el trabajo del día para mimar un poco a su angelito. Con un simple ademán hace desaparecer todas las tablas y hojas en donde los tratados de paz estaban escritos que había revisado con anterioridad y corregido para discutir en la próxima reunión con los otros reyes de los nueve reinos y se enfoca en Jake, quien está coloreando feliz sobre un lienzo que Sueño le ha regalado, tal parecía que eso hacían cada que se encontraban, Riki le enseñaba a su angelito a pintar por petición suya. Sunghoon estaba encantado con las habilidades del caído, las cuales mejoraban cada vez más, el castillo poco a poco se iba llenando de los lindos cuadros pintados por Jake y Sunghoon adoraba contemplarlos y también, presumírselos a todo el que entraba a su morada.

Jake tiene sus piernas sobre uno de los reposabrazos del trono, así que Sunghoon aprovecha la posición para abrazarlo de la cintura y coloca su mentón en su hombro, dispuesto a observar la nueva obra de su adorado ángel. El angelito sacude sus piecitos en el aire, también está cambiando de vez en cuando de posición al igual que sus alitas. Tal parecía que nunca podía quedarse quieto.

Adorable.

Jake dio un respingo cuando su pareja colocó una de sus palmas en su ala derecha, frenando sus movimientos y comenzó a acariciar toda la extensión. Tímido, giró su cabeza, encontrándose con los orbes escarlata del demonio que lo observaban con intensidad.

Sunghoon le sonrió y él tembló entero.

—Todo tu ser es muy inquieto —señaló, sin frenar las caricias que eran impartidas en esa zona tan sensible. Su ala izquierda se retorcía gustosa y a la vez, ansiosa de atención, por lo que Sunghoon se la otorgó, consintiendo al par emplumado. Jake exhaló profundo.

—¿Te molesta? —preguntó, siendo eso lo único que consigue articular, ya que después de que habló, gemidos brotaron de sus labios. Sunghoon estaba usando su áspera lengua para consentirlo a él y sus alas y eso lo derritió por completo.

El demonio se detiene solo unos instantes para contestar.

—Para nada. ¿Por qué habría de hacerlo? —cuestiona, alzando una ceja inquisitivo cuando nota que el más bajito se tensa —. ¿Angelito? —insiste. Él evade sus orbes hasta que el sonoro beso en la mejilla que viene de parte del demonio lo hace voltearse y conectar sus miradas. Escarlata y ámbar se encontraron, los colores del amanecer viéndose uno a otro.

falling • jakehoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora