Nadie nos prepara para los posibles cambios que aparecerán
en nuestra vida. Algunos pueden ser definitivos, algunos temporales, y otros
que no sabemos cómo clasificarlos.
Algunos cambios son dolorosos, y realmente queremos que
pasen rápido, y olvidarnos de todo el dolor que nos causan. Se nos oprime el
pecho por el dolor que sentimos al notarlo, las lágrimas fluyen como ríos en
los que el agua es infinita, pero en realidad, en algún lugar profundo de
nuestro corazón, sabemos que no es así. Sabemos que todo en esta vida llega a
su fin, que todo tiene un lapso, un intervalo, un final. Hasta el dolor tiene
el suyo, por suerte. Y por más que en el momento pensemos que no, y no queramos
admitirlo, y creemos que ese dolor será eterno, siempre todo tiene un final. Y
tal vez algún día lleguemos a dejar de pensar en eso constantemente, o solo por
un día, o tal vez no lo recordemos jamás.
Pero en realidad no todos son así.
Otros nos llenan el alma de felicidad, de millones de
sentimientos hermosos que nos hacen sentir únicos y especiales, solo por saber
que esos cambios son para nosotros. Las lágrimas recorren nuevamente nuestras
mejillas, humedecen nuestros ojos, y queremos que las gotas nunca dejen de
salir por el solo hecho de saber que esas pequeñas gotas saladas, son a causa
de la felicidad. Pero no. Todo tiene un fin, todo termina, todo llega a un
término. Hasta los momentos más hermosos y conmemorables de nuestras vidas.
No se puede comprar lo eterno, porque lo eterno no existe.
Lo único que nos queda es vivir cada día al máximo, ignorando la idea de que si no hacemos algo muy importante que marque a la humanidad, todos nos olvidaran.
Puede existir un amor eterno, incondicional, o infinito,
como muchas personas lo llaman. Pero en realidad es mentira, todo se desvanece,
todo cae, hasta el amor más fuerte y profundo.
Probablemente, en un determinado momento, nosotros caemos
para siempre, y no hay vuelta atrás, y cuando caen las personas cercanas a
nosotros, en ese momento, nadie nos recordará.
Vive el hoy, vive siempre, con tu cuerpo y con tu mente.
Se fuerte aún en tus peores días, por que recuerda, solo fue un mal día, y pronto terminará, como todo en esta vida.