Epílogo

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FINAL

Ya había caído el atardecer, pero el humo no había cesado de devorar las nubes del cielo

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Ya había caído el atardecer, pero el humo no había cesado de devorar las nubes del cielo. Pasamos al lado de lugares otrora verdes, consumidos por llamas y cenizas. Una horda de murciélagos surcó por encima de nosotros y Oliver me informó que, en efecto, era como él lo había asumido y que esos no eran simples murciélagos, eran vampiros.

No le conté lo de Alexander porque no quería preocuparlo; ya habría tiempo para ello, en cambio, recé por que no nos topáramos con él en el camino ¿Cuáles eran las probabilidades?

A menos que, en serio, estuviésemos salados.

Cuando llevamos unos minutos de viaje, Oliver empezó a quejarse cada vez más del dolor. Busqué entre mi mochila y no habíamos traído otra venda. Sugerí que paráramos en un súper y que compráramos más vendas. Oliver insistió, con un tono bastante hostil, que no hacía falta. Pero su sangre ya había penetrado las capas de la venda alrededor de su herida, manchando el sillón del auto.

—Vuelvo rápido —dije antes de cerrar la puerta. Corrí hacia la tienda y ahí pedí cinco pares de vendas. La cajera aún no parecía turbada por lo que sucedía, ya nos habíamos alejado bastante de la ciudad central de Terrambúrgo, pero pronto lo sabría. Solo era de esperar. Con las vendas en mano, salí, el auto quedaba a unos metros, pero una figura fuerte y grande me lanzó hasta el otro lado de la tienda. El impacto con el suelo me dejó con la vista nublada y un dolor ingente en la coronilla. Una bestia peluda y alta se paró frente a mí y dijo con una voz bastante familiar:

—Vaya, vaya, la rata está indefensa.

—¿A-Alexander? —Solo su voz había reconocido, porque todo él se había convertido en un monstruo que se paraba en dos patas.

—Oh, así que me recuerdas, maldita basura ¿Qué tanto te pesó la conciencia, eh?

—Alexander, escucha —tartamudeé—. Yo, tú hiciste muy, algo muy malo y ellos solo querían, no era su intención, nuestra. —Intenté justificarme mientras me arrastraba lejos de él, pero la bestia se acercaba a paso llano.

—De hecho, perderme en ese maldito bosque fue lo mejor que me sucedió, Lisandro. Un grupo de licántropos me encontraron y luego me llamaron el elegido ¿Sabes? Por primera vez tengo un propósito, algo por lo que luchar. Yo los llevaré a la gloria.

—M-me alegro bastante yo...

—Tú, maldita rata, me hiciste un inmenso favor, pero no olvido tus verdaderos motivos; por eso te voy a hacer pagar.

En un movimiento rápido, me levantó del cuello de la camisa y me estampó contra la ventana de un vehículo, los vidrios se hicieron trizas y sentí los cortes en mi espalda; por suerte, la alarma comenzó a vocear.

Saqué la navaja que Oliver me dio antes de abandonar el carro. Se la ensarté en la costilla y lo empujé con el pie. Salí disparado hacia el auto, Oliver ya se dirigía hacia aquí con una mirada encendida.

Preternatural - Corona Carmín [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora