¿Estás bien? ( 9 )

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Supe que estaba bien chivada en el momento en que perdí el equilibrio en un intento por esquivar el ataque de uno de aquellos ¿lobos alienígenas? ¿perros mutantes? Quién sabe, pero algo podía asegurar, ser dóciles no era su cualidad. Por culpa de andar divagando en mis recuerdos me había perdido dentro de aquel trozo de nave gigante. Y, por más que intentaba ubicarme el hecho de que todas las paredes sean iguales no me estaba ayudando en lo absoluto.

Respiré profundo en un intento por luchar contra aquellos seres, quienes en algún momento me habían logrado acorralar. Solo entonces me di cuenta de lo agotada que me había dejado aquel entrenamiento con Garou. Los músculos de las piernas y brazos me temblaban de forma involuntaria dejando al enemigo ver mi débil estado.

Uno de los lobos gigantes se lanzó a por mí, pero logré asestarle una fuerte patada en la cabeza con mi pierna metálica, desmayándolo. Sin embargo la esperanza de que ese fuera su líder, y que al verlo derrotado los demás me dejaran en paz, se esfumó tan pronto vi a los demás atacar en manada.  Esquivé tantas mordidas como pude, pero irremediablemente terminé perdiendo el equilibrio y cayendo sentada al suelo. Tragué en seco cuando mi espalda rozó la fría pared que tenía detrás.

— ¡A-aléjense! —grité, comenzando a desesperarme cuando lo único que pude hacer para retener mi muerte fue dejar que uno de ellos mordiera mi pierna metálica— ¡Déjenme en paz!

Como si se rieran de mí los demás comenzaron a emitir un sonido parecido a un aullido.

Temblé al escuchar el "crack" proveniente de mi pierna falsa. Aquellos fuertes dientes la habían logrado perforar y desfigurar con una facilidad aterradora. 

— ¡Genos!—grité cerrando los ojos al ver a otro de ellos dirigirse a mi cuello, pero un doloroso chillido me hizo volver a abrirlos.

Todo era tan irreal.

— Ritsu. —Sus ojos chocaron con los míos, pero por primera vez en mucho tiempo no transmitían aquella frialdad— ¿Estás bien?

Parecía genuinamente preocupado.

— Sí — vacilé— , eso creo.

El lobo gigante gimoteaba con aflicción, ya no parecía tan aterrador. El cyborg frente a mí le tenía sujetado del cuello, haciendo presión en él. Los restantes de la pequeña manada, retrocedieron asustados, con la cola entre las patas y las orejas caídas se retiraron del lugar sin importarles dejar solo a su compañero. Los chillidos de aquel animal se hicieron más agónicos, las patas que agitaba en el aire lentamente dejaban de moverse, y, no supe exactamente qué fue lo que me impulsó a intervenir.

— N-no le hagas más daño.

Genos me miró y pude notar el reproche en aquel gesto.

— Estuvo a punto de matarte.

Asentí.

— Lo sé.

— No te entiendo.

Dejó caer al animal sin cuidado alguno, y por un segundo noté su mirada en mí, una mirada agradecida.

— Yo a ti tampoco—murmuré, más para misma que para él.

Lo siguiente que vi fue su brazo metálico extendiéndose en mi dirección. Ladeé la cabeza algo sorprendida. ¿Acaso me veía tan digna de lástima como para quereme ayudar?

— Puedo levantarme sola—dije.

Genos se limitó a observarme de arriba a abajo antes de formar una mueca en sus labios.

— Espera ¿qué vas a...?

Las palabras se quedaron atascadas en mi garganta al notar sus manos sobre mi cintura y sentir que mis piernas abandonaban el suelo.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2023 ⏰

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My evil cyborg | Genos |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora