¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nunca había sido un chico particularmente popular pero tampoco rechazado, al crecer se dió cuenta de lo mucho que quería tener una novia y tener sexo, pero cuando terminó su carrera universitaria todo sucumbió, la empresa donde trabajaba le absorbía cada minuto y segundo de su tiempo.
—Tener un encuentro sexual.
Dijo seguro de sus palabras, lo escribió al final de su lista en el número 34, tal vez no era difícil encontrar a una mujer, pero encontrar a una mujer dispuesta a hacerlo era jodidamente difícil.
O eso pensaba.
...
—Akira-san, creo que deberíamos ir a otro lugar, tal vez un hotel, no creo que esté tan lleno de zombies. —dijiste checando el mapa, tratando de entenderlo. —Ya veo, no entiendo nada.
—Bien, usaremos esta semana para hacer un plan. Dame eso, yo me encargo, ¿puedes anotar las cosas que nos faltan? por favor. ——respondío con una bonita sonrisa, le diste el mapa y él se volteó para seguir con lo suyo.
Mordiste tu labio inferior, de verdad, de verdad le tenías muchas ganas.
Hace un mes te había ayudado a sobrevivir de los zombies que te perseguían, con amabilidad te recibió en su casa, te alimentó y cuidó de tus heridas, aunque llevaban poco tiempo de conocerse, un cariño genuino nació en ti, pero más allá de eso, un deseo sexual gigante.
Te levantaste de donde estabas y caminaste por el pequeño departamento para buscar un lapicero y hojas de papel para trazar algunas cosas, tomaste un lapicero azul y una libreta.
"100 cosas que debo hacer antes de convertirme en un zombie".
Te fijaste a los lados como si estuvieras a punto de cometer un crímen, abriste la libreta para leer el contenido.
Analizaste vagamente la lista, pero lo último envío un escalofrío a tu columna vertebral.
"Tener un encuentro sexual con una chica linda."
Una sonrisa siniestra se formó en tus labios, tal vez ya tenías una excusa perfecta para follartelo pero ahora ¿él te consideraba una chica linda?
Pues no eras fea y tampoco insegura así que tomaste la libreta y caminaste con tranquilidad a donde él estaba, te recargaste en el marco de la puerta al llegar.
—Akira —lo llamaste, él volteó e inmediatamente su mirada se dirigió a la libreta.
—Ah, encontraste eso. —no le tomo demasiada importancia a ello.
—Número 34.
Lo viste tragar duro, rápidamente se levantó y se dirigió hacia ti.
