♤ 0.6

46 6 0
                                    

Mis manos apretaban con tanta fuerza su camiseta, mi piel helaba y temblaba mientras mi frente reposaba contra su espalda, provocando el eco de un fuerte sollozo, tal vez producto del miedo o bien, del dolor más puro que yacía dentro de mí.

Había querido huir, desaparecer y alejarme de todo, empezar una nueva vida si hubiese sido posible, pero claramente aquello no era ni por asomo una opción para mí ya que el semejante desastre que había dejado atrás, siempre terminaría por encontrarme dónde se me ocurriese esconderme.

Aquella mujer parecía seriamente empeñada en arruinarme la vida, tenía el enorme descaro y la falta de vergüenza de llamarse a sí misma "mi madre" cuando a ciencia cierta, tal título había resultado inmensamente grande para ella.

-Estamos por llegar... - Pronunció Jungkook en un suave tono cargado de empatía.

Por otro lado, no sabía cuánto sabía este chico de mí, ni mucho menos cómo había logrado conocer tanto sobre alguien tan desconocido a miles de kilómetros de distancia. No podía mentir, aquello me molestaba hasta cierto punto, haciéndome sentir como una maldita pieza de ajedrez dentro de un maldito juego macabro en el que yo había sido solicitada, cómo la jugada sorpresa.

Una ficha de cambio, era cómo me habían tratado desde siempre. Entre aquella mujer, mis ex novios, mis supuestas mejores amigas, este chico y probablemente... también mi padre.

-Odio tu maldita compasión... - Mascullé entre lágrimas, soltando una risa repleta de enojo - Odio que te esfuerces en ser tan estúpidamente débil... -

Jungkook no pronunció palabra alguna en respuesta, él solo disminuyó la velocidad de su motocicleta y soltó un largo suspiro para después detener por completo la marcha, dejándonos justo frente a un angosto camino que conducía hasta un pequeño, viejo y mal cuidado mirador.

-Creo que aquí no te encontrarán y podrás calmarte un poco, para que puedas decidir qué hacer - Soltó, mientras quitaba su casco y me invitaba a bajar de la motocicleta, para luego él hacer lo mismo.

-Gracias... Por traerme aquí - Dije entregando en sus manos el casco que me había prestado minutos antes - Pero es molesto que te ayuden y demuestren lastima hacia ti, cuando no tienen ni puta idea de lo que sucede - Sonreí con sarcasmo - Y me da asco el pensar que lo haces solo por fingir ser buen chico, o bien porque quieres sin duda obtener algo de mí... - Pateé la tierra y grité sin poder contenerme un segundo más, sentía la necesidad de desquitarme con alguien y solo le tenía a él en frente - ¡DEJA DE MIRARME ASÍ, NO SÉ QUÉ SABES DE MÍ PERO NO NECESITO TU LASTIMA, MALDITA SEA! -

-No sé mucho... - Dijo emprendiendo su caminata hacia aquel camino que conducía hasta el mirador, ignorando casi que por completo mi evidente rabieta - Y tampoco te tengo lástima por eso... -

Apreté mis manos en puños, intentando concentrarme en regular aquellas emociones que parecían desbordarse dentro mí, impidiendo que hiciera uso de la razón y de mi lado más objetivo de la situación, en el que no tuviese que actuar como una niña en medio de una pataleta. Por lo que luego de unos segundos, me permití seguir a Jungkook hasta esa acabada banca en la que había terminado de tomar asiento, con vista hacia esa ciudad que lucía inmensa y hambrienta por devorar las tiernas almas de los más débiles.

-Sé que tienes tanto que esconder como nosotros... - Me miró y encogió sus hombros - Y si quieres saber cuánto conozco de eso que escondes tal vez, debería empezar por esa mujer de la que huyes, que es tu madre... -

-No es mi... madre - Añadí pronunciando la última palabra con algo de asco.

-Bueno... Por lo que sé, es tu progenitora y debe estar aquí con intención de llegar a un acuerdo contigo - Me miró intentando hurgar en mi reacción a sus siguientes palabras, las cuales pronunció con cuidado - Ya sabes, al parecer ese hombre aún sigue con vida... -

Ethereal Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora