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Oh, Sana.

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Sana sabia que estaba metiéndose en un enorme lío, lo supuso al sentir a su alfa ronronear por tener impregnado el olor y sabor de una omega.

Al menos diez veces se acarició los labios recordando la sensación que nació en su pecho, agradecía haber ido a pie, si no habría chocado de lo distraída que estaba, aunque no se libró de tropezar con las personas en la acera.

Tenía que contárselo a alguien, podría llamar a su madre y decirle, pero no quería suposiciones de ella, Momo también era una opción, pero le diría mínimo veinte motivos por las que no podía intentar una relación amorosa con Jihyo.

Llegando a su departamento, lo primero que hizo fue mandarle un mensaje a Jihyo sobre lo agradecida que estaba por el desayuno.

Hace tiempo que no sentía esa vibra hogareña, desde que fue a la universidad en Estados Unidos se había olvidado de eso.

Cuándo vio su chat con Jihyo, también pensó en hacerle saber que le gustó ese acto de impulsividad, pero era preferible hablar personalmente sobre eso.

La omega le contestó que era bienvenida a su casa, a pesar de que ahora Ryujin no quería acercarse a la sección de los hipopótamos en el zoológico.

En esos días había descubierto que Jihyo era más que una omega difícil de tolerar; era linda, dedicada, una madre que adoraba a su cachorra, y tan sensible como lo era cualquier ser humano. Y Sana quería saber más sobre todas las facetas que pudiera tener Jihyo.

Claro, si Park se lo permitía.

Movio nerviosamente su pie por unos minutos hasta que se decidió a marcarle a su madre, nadie más la entendería como ella.

Fue al tercer pitido que respondieron del otro lado. Se venía un dulce reclamo de su madre, ella solo iba a reírse tiernamente por la voz autoritaria de la omega mayor y esta le pediría respeto, pero también reiría por su cachorra.

Hola, cachorra, milagro que recuerdas que tienes madre. — tal cuál lo predijo, un reclamo.

Sana soltó una risilla baja — Hola, mami. — la Minatozaki mayor se derretía al ser nombrada así, se ponía algo nostalgica, pero lo adoraba, — Siempre te recuerdo, pero sabes que no soy la mejor persona para hacer llamadas constantes.

Lo sé, hace meses que no te veo. Ahora dime, ¿en qué te puedo ayudar? Porque generalmente marcas al no saber que hacer. — la alfa asintió con culpa  como si pudiera ser vista por su mayor.

Verás… He conocido a una chica, creo que me gusta, pero no quiero asustarla. Y hoy nos besamos, no sé como interpretar eso. — expuso su situación, yendo directamente al punto como le enseñó su mamá.

Se oyó un suspiro algo dramático a través de la línea, si no se equivocaba, su madre se preparaba para darle un buen consejo.

Tan lenta como tu padre. — la menor abrió la boca indignada por la comparación, aunque su madre no mentía, a pesar de no compartir lazos de sangre con el alfa mayor, sí compartían rasgos de personalidad.

❝𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐀𝐋𝐏𝐇𝐀❞ ¦ 𝐒𝐚𝐇𝐲𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora