Estába con su amiga en la parada de autobús, serca del colegio, todo parecía tan tranquilo que hasta las nubes parecían dibujadas. Las dos se reían felices sin preocupación de nada, hasta que Samanta dijo:
─¿Por que dejamos de ser amigas? Si nos llevamos muy bien.
─La muchacha mirándola fijo le contestó ─.Porque no estoy aquí...
Samanta sin entender nada la miro de reojo, mientras la gente se iba esfumando y las nubes se juntaban.
─¿Qué pasa? ¿O acaso ya lo olvidaste eh? No lo creo ¿Por qué lo hiciste?─.cuestiono la amiga mientras la adolescente empezó a temblar de miedo.
─Yo... ¡No quería hacerlo lo juro! ─exclamo temerosa
─¿Esperas que te crea el cuento de que te obligaron hacerlo no?─reparo con enojó ─Ya entiendo porque te juntabas con ellas, son tan hipócritas como vos
─lo siento, lo siento
─¡De que sirven tus disculpas, si ya le dijiste a todos que no sabías donde estaba, que no tenía ni idea de quién podría aver atentó contra mí! ─mientras más enojada la tormenta empezó a sonar más fuerte ─.¡para que carajos me sirven tus disculpas si ni confesaste la apuñaladas que me dieron por la espalda! ¿Que mal les hize para que me hicieran ésto?
─y-yo...
─¡¡¡Me mataste, me mataste, me mataste!!!
De pronto Samanta despertó y corrió hacia el teléfono.
─Es la p-policía?quiero confesar algo...