🐺 Capítulo 7.

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07. 𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐒𝐎𝐌𝐎𝐒 𝐘 𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐌Á𝐒...

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Los días avanzaban rápidamente después de aquel momento en la montaña rusa. El fin del mes de Octubre había llegado pronto y con ello, los nervios y el estrés de Na-bi había incrementado, faltaban exactamente dieciséis días para que pudiese rendir aquel examen que había esperado toda su vida donde su futuro pendía de un hilo. O lo lograba y se impulsaba para alcanzar sus sueños o fracasaba y se resignaba a conformarse con una universidad mediocre.

De solo pensarlo, las ganas de morder el borde de sus uñas se le hacía inevitable. Los nervios y la ansiedad estaban a flor de piel en el momento que consideró, el menos oportuno.

Mordió una manzana sintiéndose furiosa mientras tachaba con una gran cruz el ejercicio de matemática avanzada que había hecho hace más de media hora atrás, en ese momento se encontraba en el descanso mientras corregía los ejercicios de práctica que le habían dado para resolver en la academia de clases particulares.

Le daba infinitas gracias mentales a su padre por haberla dejado asistir a la academia, pero al mismo tiempo; incluso si su padre no le pedía nada a cambio y siendo que él mismo le rogaba a su hija que apartara su cabeza de entre los libros y tuviera una adolescencia normal, como la de todos sus amigos, saliendo a reuniones o pequeñas fiestas, ella se negaba y se veía en la obligación de sacar los mejores puntajes para, de alguna forma, agradecer a su padre por todo.

"—Seré la mejor, obtendré un gran empleo y te mantendré. ", le había dicho en aquel entonces.

De verdad que quería cumplirlo, a pesar de que su padre se reía y le decía que se lo tomara con calma, ella quería tener un buen empleo y trabajar para ella y por su padre, para que este no se viera en la necesidad de seguir exponiendo su vida en cada misión que debía cumplir.

Volviendo a sí misma, casi que expulsaba humo por las orejas y sus fosas nasales, estaba nerviosa y por eso se equivocaba porque esos errores, meses antes de la tan esperada fecha, ella sabía resolverlos muy bien.

No era como si no tuviera problemas con los otros temas del examen, pero matemática era el que más le preocupaba.

Chan, quien estaba sentado frente a ella con su mentón apoyado sobre sus brazos que, de cierta forma habían terminado cruzados y apoyados completamente sobre la mesa en el patio de la institución, no podía dejar de mirar a Na-bi con una sonrisa de lado.

Le gustaba ver como sus cejas se arrugaban en un gesto de enfado y como movía rápidamente sus mejillas para masticar lo antes posible aquella manzana, también le gustaba como la punta de su nariz se movía como la de un conejo de manera inconsciente, en una señal de desagrado.

¡𝐁𝐀𝐍𝐆, 𝐁𝐀𝐍𝐆! |𝐁𝐚𝐧𝐠 𝐂𝐡𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora