Elizabeth Shipman tan misteriosa y hermosa, su único propósito es obtener venganza por su hermana, quien fue asesinada por cinco de sus compañeros de trabajo.
Uno por uno, lentamente fue cobrando gota por gota de sangre el sufrimiento que cada uno de esas escorias le indujeron a su hermana.
Todo iba bien, sin que nadie sospechará de ella, disfrutando de lo fácil que es romper el hilo de la vida, hasta que su penúltima victima la descubrió antes de perpetrar su crimen.
—¿Beth? —Beth dejo el cuchillo sobre la mesa donde lo había tomado y se volteó con una sonrisa de fingida amabilidad en su rostro.
—¡Hola, Allan! Vine a ver como estabas, me dijeron que no te sentías bien.
—Tú eres la que ha matado a los chicos —dijo Allan sin merodeos. Elizabeth sintió que el mundo se le detenía. No estaba preguntando, estaba afirmando.
—¿Qué harás si es así? —volvió a sujetar el cuchillo entre sus manos sudorosas. La situación la ponía más nerviosa de lo que podía controlar, pero debía disimular si no quería que su rival se diera cuenta.
—Si estas aquí significa solo una cosa: que vienes a matarme. Así que o me defiendo y alguno muere o hacemos un trato.
Elizabeth trago duro. Era obvio que nunca podría vencer a un hombre de unos 80 kilos amantes del gimnasio, por más astuta y ágil que sea. La bilis se le subía a la garganta odiando la situación; no quería hacer trato con uno de los hombres que lastimo a su hermana, pero solo sería una pausa, ese hombre pagaría con intereses el creerse más listo que ella.
—Te escucho.
Lindas soñadoras, ¡Nueva historia!
Estoy tratando de no decir mucho y a la vez dar lo necesario para que sepan de que irá esta nueva aventura. Fue una historia que surgió de pronto, de la cual sé que resultará algo bueno, espero.
Por fis ayúdenme a crecer, poco a poco volveré al ruedo pero me gustaría contar con vuestro apoyo, ya sea votando, comentando o recomendando, promocionando o todas juntas.
Las amodoro!!
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Vindicta
Storie d'amoreElizabeth ha marcado su destino desde el primer momento en que amo la adrenalina circulando por su torrente sanguíneo al introducir aquel cuchillo de cocina en la arteria de su infame vecino. Uno tras otro, cadáver tras cadáver se encargo de deshace...