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Bakugo corría a toda velocidad por los pasillos del hospital, el mensaje en su teléfono lo había alertado completamente, si Iida estaba despierto sería la clave definitiva para sacar a Izuku de todo ese enrollo

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Bakugo corría a toda velocidad por los pasillos del hospital, el mensaje en su teléfono lo había alertado completamente, si Iida estaba despierto sería la clave definitiva para sacar a Izuku de todo ese enrollo.

— ¿A quien busca? — hablo la doctora en recepción.

— Tenya Iida — dijo con desesperación.

— ¿Tenya Iida?... Déjeme ver... ¡Si! Habitación 532 — el cenizo rápidamente corrió una vez más, subiendo dos pisos directamente en las escaleras hasta llegar al piso donde estaba aquella habitación, abrió la puerta y sus ojos rojos se iluminaron al ver a Iida despierto recibiendo su suero matutino.

El peliazul al escuchar la puerta volteo encontrándose con el cenizo, sabía que una platica un tanto incomoda se venía.

La enfermera a su cargo salió del lugar dejándolos solos, el cenizo cerró la puerta detrás suyo, Iida suspiro.

— Bakugo-Kun... Supongo sé a que vienes... — el cenizo se sentía a su lado.

— Habla cuatro ojos ¿Qué pasó realmente? Con Deku y la estúpida de Uraraka — el peliazul miró al techo, no sabía si estaba listo para aquella platica, pero, para algo él mismo le había mandado un mensaje diciendo que hablaría con toda la verdad.

— ¿Prometes no juzgar? — el cenizo irritado asintió — veras... En la escuela soy reconocido por ser un maestro ejemplar, sigi las reglas al pie de la letra y jamás estoy retrasado en absolutamente nada... Pero... Creo que rompí la más importante — Bakugo se preparaba para para historia de hace tan solo unos meses.

Cuando comenzaron el segundo año de preparatoria el profesor Iida era ya reconocido por ser de los más estrictos y amables a la vez, el profesor Iida, distinguido, educado, bien vestido y atento, era quizá el sueño de alguna chica con gustos refinados, sin mencionar que el peliazul era muy guapo, su aura caballerosa ayudaba mucho a su apariencia, alto, espalda ancha, cabello y ojos azules detrás de unas finas gafas.

Todo eso que atrapó desde el primer año a cierta castaña, Ochako Uraraka edad conocida por ser la cualquiera, pero, no una cualquiera cualquiera, no, com quien ella deseara se daba el asunto, sabía seducir y lograr sus objetivos con un simple meneo de caderas y para jóvenes hormonales o adultos calenturientos ella era una delicia.

Desde la secundaria había sido así y ahora que estaba en preparatoria su objetivo era aquel distinguido profesor, sabía que no sería tarea fácil, ya que justi Iida jamás saldría con algún alumno, pero era aquello lo que incluso la hacía más deseosa del premio que era el peliazul.

Curiosamente Iida sabía bien las intenciones de la castaña, era demasiado obvia y esa fama no ayudaba mucho, claro él no le haría caso, no le interesaba una alumna, pero, si un alumno.

Desde que comenzó a dar clases a la aula 1-A conoció a cierto pecoso tímido, aplicado y participativo, era el sueño de cualquier maestro tener un alumno así, aunque para Iida aquel pequeño fue objetivo de su corazón, se enamoro casi al instante de conocerle y eso le hacía sentir miserable ¿Como enamorarse de un alumno? Eso no estaba en su código de moral, sobre todo doblandole la edad, sabía que aquello solo era un enamoramiento pasajero, uno que jamás se daría a conocer y olvidaría cln el tiempo; sin embargo parece que para cierta persona fue demasiado obvio.

teacher's pet-ᵇᵃᵏᵘᵈᵉᵏᵘ-ᵗᵒᵈᵒᵈᵉᵏᵘ-+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora