Amor Manchado

Capítulo 3.

Iba caminando por los pasillos de mi instituto. Ya solo me faltaban dos semanas para acabar las clases pero yo quería que acabarán ya. Andaba rápido, no me quería cruzar con Mía y sus dos amigas. Estaba casi llegando a la salida cuando caigo al suelo de bruces, dándome en la nariz. Me toqué la nariz al notar como brotaba de mí la sangre. Miré arriba, aún en el sueño, y ahí estaba Mía con sus dos amigas.

- Tienes que mirar por donde vas si no mira lo que pasa.- Me había puesto el pie para que me callera. Miró a sus dos amigas con una sonrisa mientras ella le seguían la gracia. Yo no dije nada. Me levanté e intenté marcharme. Me había quedado claro que luchar no servía de nada.

- ¿A dónde vas, putita? ¿No quieres que nos vayamos juntas a casa?- Me cogió de las mochila y no me dejaba irme. Intenté safarme de su agarre pero claramente no lo conseguí.

- Porfavor, solo quiero irme a casa.- Dije con un susurro. La sangre seguía saliendo de mi nariz. Algunas gotas habían manchado mi camiseta.

- ¿Nos estás diciendo que no quieres que te acompañemos? Pues nada. Vete sola.- Me dió una patada tan fuerte que me mandó otra vez al suelo. Esta vez solo me hice un raspón en la rodilla. Ellas empezaron a reírse por mi caída. Yo no esperé a que se le ocurriera algo más que hacerme y salí corriendo.

Me levanté sobresaltada. No había cerrado bien la ventana de mi cuarto y estaba dando golpes por el viento que hacia fuera. Tardé un momento en levantarme. El corazón seguía latiendome muy rápido. Cuando me logré tranquilizar fui y cerré la ventana. Fuera hacía un tiempo espantoso. El viento hacía que los árboles se movieran con violencia y un silbido agudo se colaba por los pequeños huecos que encontraba.

Me vuelvo a la cama pasándome la mano por la cara. Ya no iba a volver a dormir. Lo que acababa de soñar no era una pesadilla. Era un recuerdo. Uno de los muchos que me perseguían. Me sentía humillada cada vez que pensaba en ello. Mi autoestima estaba por los suelos y dudo mucho que alguna vez vuelva a recuperarla.

Había pasado ya 4 días desde que había empezado la universidad. Lo que significaba que ya era viernes. Las clases me parecían entretenidas y mi relación con Sam y Sofía era muy buena. Habíamos congeniado muy bien. Me siento contenta al saber que puedo contar con una nueva oportunidad para empezar de cero.

Las tres íbamos de camino a la salida. Hablando de la última clase que habíamos tenido.

- Este finde podríamos quedar. Hay un pub muy guay que abrieron hace un mes y tiene buen ambiente.- Dijo Sam mientras nos miraba expectante.

- ¡Sí, sí, sí! Tengo muchas ganas de ir. Mi novio ya ha ido y dice que está genial. - Dijo emocionada Sofía. Las dos se giraron a mí para ver que respondía. Yo ya les había comentado que no me iban mucho el tema de las fiestas.

- No soy muy de salir de fiesta. Lo siento.- Era la primera vez que me invitaban a salir. Lo estaba echando por la borda por mis inseguridades.

- ¡Tienes que venir! Es nuestra primera quedada juntas. ¡Las tres Supernenas!- Sofía me hizo un puchero. Desde ayer había decidido llamarnos las Supernenas porque cada una teníamos un color diferente de pelo. Sofía, pelirroja; Sam, rubia; y yo morena. Además había creado un grupo de WhatsApp con nosotras tres que se titulaba "Las Supernenas".

- No la agobies. Si no quiere, no quiere.- Sam regañó a Sofía. Me sentí un poco mal.

- Bueno, vale. Iré. Pero no sé moverme mucho por la ciudad.- Dije nerviosa mientras ellas me miraban emocionadas.

- ¡No te preocupes por eso! Nos mandas tu dirección para recogerte.- Sofía se enganchó de mi brazo mientras andábamos. Yo asentí contenta.

Llegué a mi casa. Olía muy bien, como a especias y a pescado. Mi madre estaba cocinando en la cocina. Yo dejé la mochila en el sofá que estaba cerca de la puerta para sentarme en la mesa que ya estaba puesta.