Capítulo I

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Son las seis de la mañana y yo sigo en un plácido sueño, hasta que algo me interrumpe.

- Estupida alarma. - me froto los ojos y trato de levantarme ya que aún sigo adormilada. Cuando me levanto pongo los pies en el suelo y un escalofrío recorre mi cuerpo, el suelo estaba frío.

Me coloco las pantuflas y me dirijo al baño dispuesta a darme una buena ducha con agua fría, cuando entro lo primero que hago es mirarme en el espejo y desvestirme para meterme en la regadera, siento un alivio cuando el agua cae por mi cuerpo empapandome toda, me ducho rápido ya que tengo que prepararme para mi primer día de universidad.

Cuando salgo de la ducha me seco el pelo y me dirijo a mi armario dispuesta a colocarme mi mejor ropa para estar presentable el primer día de clases. Decidí colocarme unos pantalones ajustados de talle alto con un top negro manga larga y unos tenis Nike blancos, me maquillo y me cepillo bien mi cabello castaño largo. Me doy un último vistazo en el espejo y me dirijo afuera de mi departamento hacia la recepción de el edificio donde vivo, ya ahí pedí un Uber para dirigirme a la universidad.

Estaba esperando el uber que pedí cuando de repente sentí una punzada en el estómago - Mierda, no he desayunado. - me toco el estómago con una mueca de disgusto en mi cara por mis tripas gruñendo con hambre.

Cuando mi uber llegó me subí de inmediato y pagué al señor quien me miró con cara de asco, parece que no ha tenido un buen despertar, pero no deje que arruinara mi mañana, porque a pesar de ser mi primer día de universidad estaba feliz, iba a entrar en una nueva etapa de mi vida y eso me hacía sentir bien.

Cuando llegamos me baje tan rápido del auto que sentí que me iba a caer y así fue, una chica que también iba llegando se acercó a ayudarme - ¿Estás bien? - me preguntó la chica con los ojos bien abiertos, parecía que se le iban a salir.

- Sí, estoy bien, no te preocupes. - La chica me sonrió mostrando una hermosa sonrisa y dentadura perfecta, analicé bien a la chica enfrente de mi, era rubia con un cabello increíblemente brillante y ondulado, sus ojos eran cafes claros y su tes era blanca.

- Me llamo Elizabeth, ¿Y tú? - Se presentó con una gran sonrisa en el rostro que me hizo sonreír a mi también.

- Yo me llamo Katherine, pero me puedes decir Kitty. - La sonrisa en su cara se ensanchó tanto que parecía que si seguía sonriendo de esa forma se iba a quedar así toda la vida.

- Katherine... Bonito nombre. -

- Gracias. - le sonreí con gentileza y dispuesta a seguir mi camino dentro de la universidad, di un paso, pero Elizabeth me detuvo del brazo.

- Entremos juntas. - me dijo en el momento que me di la vuelta para mirarla, la manera en que me sonreía mientras decía aquello me dió miedo, pero debo aceptar que me cayó súper bien esta chica, primer día y ya tengo una amiga.

Nos encaminamos al interior del gran edificio que estaba frente a nosotras agarradas de las manos, que confianza en tan poco tiempo.

Cuando entramos muchas miradas se dirigieron a nosotras pero decidí ignorarlos. Mientras caminábamos Elizabeth iba meneando su mano de lado a lado saludando a cada persona que conocía, parece que era bastante popular por aquí.

La rubia me guío a la sala del director, dónde recibiríamos nuestros horarios de la semana, cuando entramos me fue inevitable no mirar a mi alrededor ya que la oficina era bastante grande y estaba bien decorada con un color beige en las paredes que resaltaba con las luces blancas en el techo que parecían dejarte ciego con tan solo mirarlas.

El director William nos recibió con una sonrisa y nos invitó a sentarnos.

- Buenas tardes señoritas, ¿En qué les puedo ayudar? -

OJOS VENDADOS A EL AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora