Siempre fuiste tú

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Alba, yo...

No me sorprendía, realmente no lo hacia. Llevaba ya algún tiempo viendo como su sonrisa ya no era la misma, ni sus ojos brillaban de la misma manera que cuando empezamos a salir. Había notado como su entusiasmo menguaba poco a poco, mientras sus excusas crecían. Estaba prácticamente segura de que había alguien más, alguien que sí era capaz de sacarle una sonrisa; alguien que le devolvía la ilusión. Sería capaz de dar cualquier cosa con tal de ser yo la que ocasionase eso de nuevo.

Pero no era así, yo me había esforzado por hacerle feliz, sabía desde un principio que iba a ser difícil, que él era demasiado para mí. Pero le amaba tanto, le amo tanto, que era (soy) capaz de cualquier cosa por él. Por eso decidí luchar porque funcionase, pero claramente fallé.

Llevaba ya algún tiempo dándole vueltas sobre cuál era la mejor decisión, yo sólo quería (quiero) lo mejor para él. Sólo quiero verle feliz, y sabía desde hace tiempo que yo no era lo mejor para él. Él siempre había estado allí para mí, me había escuchado y abrazado. Pero ahora cada vez que lo hacía, en sus ojos solo había culpa, no ternura.

Ese día me levanté decidida a no ser una cobarde de nuevo, me levanté decidida a luchar por lo que yo más quería, (quiero) decidida a jamás volver a esconderme por miedo a sufrir.

Por eso me decidí a seguirle, para aclarar todo.

-Alba yo...- estaba asustado y avergonzado, lo podía ver en sus ojos. Muchas veces hablamos cuán importante era la sinceridad para ambos. - yo... no se que decir... lo siento...

- No me mientas, no lo sientes; y no te culpo - se mostraba bastante desconcertado, de pie, al lado de aquella menuda chica castaña. Le gustaban bajitas, y parece que eso no había cambiado.

- ¿Có- cómo dices?- su ceño estaba ligeramente fruncido, estaba tan guapo cuando ponía esa cara.

- Que no te culpo... - esto era lo mas difícil que iba a hacer en mi vida, pero merecía la pena, por él, cualquier cosa la merecía - siempre hablamos de que lo más valioso que puede conseguir una persona en su vida es la felicidad y el amor, y por desgracia yo te estoy apartando de ambas. Cuando empezamos yo sabía que era muy poca cosa para ti y que aunque te amaba, y te amo, eso nunca sería suficiente. Se que me quieres y jamás podre decir que no me lo demostraste, estaría mintiendo, pero no me amas, y no es tu culpa. Debí haberte dejado libre hace mucho tiempo, pero estaba tan asustada de perderte que te privé de tu felicidad, sólo para alargar mínimamente la mía, y te pido perdón por ello.

No puedo culparte porque hayas estado con ella, tan solo te mantuviste con lo que te hacía feliz; como yo, tan solo perseguiste y luchaste por tu felicidad hasta alcanzarla.

He sido una cobarde todo este tiempo, pero ha llegado el momento de empezar a enfrentar las cosas, así que voy a hacer lo que debí haber hecho hace tiempo. - Iba a pronunciar las palabras mas destructivas para mí, pero las que significarían un nuevo y feliz comienzo para él - Así que... Harry, creo que lo mejor es que lo dejemos aquí...- mi voz había sonado mas temblorosa de lo que esperaba.

- Alba... - sus ojos se veían ahora muy aparecidos a los míos, cristalizados y amenazando con dejar caer una lágrima. Me encantaba cuando sus ojos verdes brillaban, pero no por estas cosas.- no tienes que...pequeña se que tú... yo...

No podía dejar que el viese que me hacía tanto daño todo eso, porque sería capaz de abandonar su felicidad, solo por que yo tuviese la mía. Sabía que si le pedía que la dejase, lo haría. Su gran corazón no le permitiría apartarse de mí. Por eso debía hacer que esto pareciese lo menos doloroso para mí. - Harry, tranquilo, esto es lo mejor para los dos, estoy segura.

-Pero t-tu... yo no puedo...

- Si puedes, no pasa nada, yo voy a estar bien, te lo prometo.-

Viendo la determinación que con esfuerzo conseguí mostrar en mi mirada, suspiro y bajó la mirada.

- Se que no tengo derecho a pedirte esto, pero amm... me gustaría... tener noticias de ti de vez en cuando - su mirada era triste y estaba avergonzado.

- Claro- dije intentando que no se me escapase ninguna lágrima- también me gustaría sabe como te va.

- Ningún problema... sabes que yo...amm... sigo aquí para ti... si me necesitas...

- Gr-gracias, y-yo... me tengo que ir... he de... terminar... algunas cosas... te deseo todo lo mejor.

Antes de salir de allí a paso ligero, levanté un segundo mi cabeza para volver a mirar por última vez al chico que me había estado robando el sueño durante tres años. Su cara denotaba arrepentimiento y tristeza. Tampoco puede evitar mirar a la castaña, que lucía desconcertada, algunas lágrimas escapaban de sus ojos. Y ahí es cuando pude ver que ella lo amaba realmente. Con paso apresurado salí del parque mientras las lágrimas no cesaban de rodar por mis rosadas mejillas. Quizá había sido una decisión dolorosa, pero sabía que era la correcta.

Ahora se me presentaba un tiempo difícil tratando de olvidarle, pero jamás me arrepentiré de todo lo que viví con él, ni de haberme enamorado del que por siempre sería, mi castaño de ojos verdes, mi primer amor.

Relatos desordenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora