Mi ultimo regalo

Primer encuentro

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ADVERTENCIA: CONTENIDO +18

CAPITULO 1: Primer encuentro

La cabeza le duele horrores, siente los brazos y piernas pesadas, como si las señales que manda su cerebro para que se muevan llegasen de forma muy lenta, su estomago se encuentra revuelto, siente como si un enjambre de abejas asesinas lo estuviera atacando mientras la cabeza le punza "¿Que castigo estoy pagando?". Siente la bilis subir por su garganta, mala señal, como puede se levanta de donde sea que esté recostado para buscar un baño, necesita sacar todo lo que hay en su estomago, con prisa. Se tambalea con el mareo que le provoca la resaca y el haberse levantado demasiado deprisa, siente unas manos llegar para ayudarlo a sostenerse, tomándolo ligeramente de la cintura.

-Vaya, ya has despertado - la voz suena gruesa y sexy, siente la textura de cada nota, tal vez no es músico, pero como artista puede distinguir lo hermoso de cada cosa que lo rodea y llega a la conclusión de que es definitivamente una voz que podría causarle sueños húmedos - parece que el exceso en el consumo del alcohol te está pasando factura y una muy cara - nota un toque de burla en la voz, va a reprimirle, abriendo la boca para hablar, pero en vez de que salgan palabras, sale todo el contenido de su estomago en forma de vomito, bañando la camisa, pantalón y zapatos del otro en la habitación - Mierda - se siente mal por el chico pero ahora su estomago ha dejado de dolerle mientras siente como su mente se aclara ligeramente, momento en el cual la vergüenza le pega por completo, como un bate dándole directo en la nuca -

-Perdón, perdón, perdón, no era... mi intención - el contrario lo suelta dirigiéndose al baño, necesita quitarse el horrible vomito de encima o vomitará el mismo del asco. El peliverde lo sigue hasta la pequeña habitación donde aún nervioso lleva sus manos hasta la camisa llena de su concentrado estomacal, sin pararse mucho a pensar se la quita de un movimiento brusco, luego hace lo mismo con los pantalones, desabrochándolos, bajándolos y retirándolos, acción que completa fácil ya que los zapatos han quedado tirados en algún lado de la habitación antes de que él invadiera la privacidad del cenizo. El cual se encuentra bloqueado pues no se esperaba tal atrevimiento del chico, aunque si es sincero consigo mismo, las suaves manos sobre su piel se sienten bastante bien, quitando el vomito de por medio claro está -

-Ese no lo quieres quitar también - señala su bóxer, el cual se encuentra levemente levantado de la parte frontal, pues el manoseo inocente lo ha excitado ligeramente, así que decide sacarle un poco de provecho a la situación, así deja de sentirse un poco humillado por haber sido receptor del contenido del estomago del peliverde resacoso -

-Yo.... lo... - se queda en blanco, su mente no logra procesar nada más que la tersa piel del hombre frente a él, sus músculos perfectamente acomodados, con los pectorales prominentes adornados con unos rosados pezones que lo invitan a pecar, y que decir de la tablilla de chocolate en su abdomen donde comienza la perfecta v que da hasta su entrepierna, la cual lo hace babear, pues el bulto en ella se ve enorme aún estando medio dormido con unos rubios rizos asomándose por el elástico de la prenda. Justo ahora se maldice internamente por no haberlos quitado antes de que su cerebro hiciera corto circuito, pues ahora estaría igual de avergonzado pero mirando el miembro del rubio, el cual intuye que debe estar igual que todo lo demás, pulcro y perfecto. Además de que todos los tatuajes y cicatrices sobre su piel le dan el toque tóxico y peligroso que siempre le había gustado pero que dejó atrás al elegir a un hombre, cuando Shoto apareció en su campo de visión con su caballerosidad y bondad -