La vida nos prepara para la pérdida, para los logros, los fracasos y las decisiones.
Sin embargo cada una de ellas es difícil de afrontar sin un motivo aparente.
Luego de perder a su hija a causa de un evento canónico roto, Miguel se ve en la obliga...
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Miguel decidió distraerse con un baño, caminar de aquí para allá e inclusive analizar los archivos, pero las imágenes no salían de su cabeza.
Así como ese vacío que sintió tan pronto como la bebé fue arrebatada de sus brazos.
—¿Hay algo de ella?—pregunto refiriéndose a su pequeña invitada.
—Te acabo de informar hace tres minutos que todavía no hay nada —contestó perdiendo la paciencia —Miguel la bebé no se repondrá en cinco minutos, estas cosas llevan tiempo.
—Si, si, si. Entiendo —hizo un ademan con la mano restándole importancia. —Encargate de exportar los archivos
—¿Ahora a dónde vas?—preguntó la inteligencia artificial poniendo una mano sobre su mentón.
—N-no puedo simplemente estar aquí sin hacer nada, necesito estar ahí.
Layla puso una mano en su frente negando, pero sin borrar esa bonita sonrisa pícara.
—¿Cómo está? —pidió saber, aunque si no lo conocieran muchos pensarían qué estaba siendo muy exigente.
—Esta en estado crítico —comentó Jessica, con voz cortada. —Temen qué no sobreviva la noche.
Este, apretó los puños furioso, si tan solo hubiera llegado antes.
—Miren ahí viene el doctor — las palabras de Gwen hicieron a todos levantar la cabeza y arrinconarlo en un espacio. —¿Cómo está?
El médico paso su mirada por cada uno, siendo el último Miguel, y con una cara exceptica, haciendo que esa fuera una mala señal para todos los presentes.
—No les voy a mentir —junto los dedos no queriendo ser el encargado de dar malas noticias, pero tenía que ser claro y realista en la medida de lo posible. —El estado de la niña es crítico, está muy delgada, deshidratada y parece que desarrolló un caso severo de neumonia al estar en ese ambiente húmedo y deplorable.
—¿Y que esta haciendo aquí, eh? ¡Debería estar allá haciendo su labor! —
—Creame cuando le digo que estamos haciendo todo lo posible, jefe —explicaba el medico —Pero en este tipo de casos... Lo único que podemos hacer es esperar
—Esperar... Esperar... ¡¿ESPERAR A QUÉ?! ¡¿A DARNOS LA NOTICIA O EL PÉSAME?! ¡¿ESPERAR A VER COMO MUERE LENTAMENTE?!
—Oye, oye —se interpuso Peter —Calmate si, el médico solo hace su trabajo. Así es esto.
—Vendré más tarde para informarles sobre su estado —tan pronto como el médico se fue, Miguel pareció relajado al no verlo.
Las horas se hicieron eternas y lentas.
Todos se mantenían en silencio, llorando como era el caso de Gwen, Peter y Jess.
Pero Miguel.
Este se mantenía en el anonimato, silencioso, con las manos juntas. Subiendo su pierna de arriba a bajo en señal de que quería calmar su ansiedad.