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Cuando Sanemi llego a su casa (Al mismo tiempo que Giyuu) pensaba que su rutina seria la misma a la que se había adaptado dentro de este mes, llegar, encerrarse en el baño hasta que Giyuu se duerma y llorar, pero no sabia que habría un ligero cambio de planes, porque cuando llegaron, Giyuu entro primero e inmediatamente Sanemi cerro la puerta, lo acorraló en esta misma, mirándolo a los ojos fijamente.
Giyuu lentamente inspeccionaba a Sanemi, viendo como habia deteriorado su salud mental y esto se podia notar fácilmente en su físico, levanto su mano derecha y con delicadeza la paso por la cara de su prometido, buscando las palabras para preguntar que le estaba haciendo tanto daño. Sanemi tuvo una reacción inusual, estaba nervioso por la actitud de Giyuu, no sabia porque lo tenia acorralado en la puerta, pero el suave y cálido tacto fue la gota que derramo el vaso, haciendo que Sanemi se derrumbara en brazos de Giyuu, cayendo los dos al piso.
— ¡¿Estas bien?! — Preguntó Giyuu sintiendo como Sanemi lo abrazaba, con su cabeza en su cuello, lo comenzaba a sentir un poco húmedo, Sanemi estaba ¿Llorando...?.
Cuando comenzaron a sonar unos leves hipidos, pudo confirmar que era cierto lo que pensaba, y ya no se quiso quedar callado, se preparo para tratar de ser lo mas delicado posible, y acariciando su pelo, le pregunto: —¿Qué te hace llorar cariño? —.
Escucho como la respiración de Sanemi se aceleraba y unos sollozos mas fuertes aun se escucharon, sintió como Sanemi lo abrazaba con fuerza, como si tuviera miedo de que se alejara.
Giyuu, no es el mas inteligente, pero tampoco el más tonto, sabia que Sanemi no le iba a decir, asi que prefirió preguntarlo sin rodeos: —¿Es la reunion de ex alumnos verdad? —.
Sanemi de repente, sorprendido, se aparto de el, lo miraba incrédulo, como si lo creyera demasiado tonto para saber eso. Giyuu en parte se ofendió, pero reconoció que por si mismo no se dio cuenta, acomodo a Sanemi bien en su regazo y se recostó de una pared, estaban casi frente a frente, solo que Sanemi miraba hacia abajo, viendo sus manos juntas mientras sus lagrimas cesaban y su respiración volvía a ser normal.
— ¿Cómo sabias...? — Preguntó Sanemi levantando la mirada por primera vez, mirando esos ojos que le transmitían tanta calma y tranquilidad.
— Digamos que no solo lo sé yo, Nemi, todo el mundo esta preocupado por ti, yo estoy preocupado por ti, ¿Qué pasa? —
Sanemi dejo salir un suspiro, era ahora parte de su rutina diaria, buscando y desenredando la idea de decirle la verdad, ahora que lo pensaba bien, parecía un poco tonto, ¿Cómo podría el simplemente pensar en compararse con alguien? Aun mas sabiendo, que si Giyuu ya no sentía nada por el, simplemente tenia que decirlo, definitivamente no sabia como había llegado a ese punto.
— Ahora que lo pienso, es algo tonto — Su cara enrojeció por la vergüenza, su mirada volvió a bajar mientras sentía la mirada confundida de Giyuu encima de el.
— Yo soy tonto, y aun así estas conmigo, sabes que me puedes decir lo que sea...— Giyuu lo miro con ternura, y sonrío levemente al escuchar la risa un poco ronca de su prometido, estaba muy agradecido de poder hacerlo.
— Es que, ¿Sabes? Nunca supe porque Sabito y tu terminaron, para mis ojos eran la pareja perfecta, y lo terminaste para luego, ¿Estar conmigo...? — Sanemi vio como los ojos de Giyuu se iban abriendo de par en par mientras hablaba y trato de arreglar su sorpresa. — O-Osea, equivocate primero ¿Quien no quisiera estar conmigo? — Trato de ocultar su vergüenza debajo de un tono de ego, Dios, se daba cuenta de que sonaba tan tonto, pero si la gente creía que era un tonto por sentirse inseguro sin razón, pues el no tenía problema con eso entonces.
Giyuu no pudo evitarlo y exploto de la risa, Sanemi se sentía aun mas avergonzado, recurriendo a la violencia, le soltó un sape mientras se quejaba por la reacción.
—No te rías imbecil — Murmurando, arrastro esta frase entre sus dientes mientras miraba a su prometido enojado, ay, había vuelto nuestro Sanemi.
— ES QUE- ES QUE- ... AJAJAjJAJAJAJAAJAJ — Cada vez iba aumentando mas su tono de voz al reírse. Sanemi solo sentía como los colores se subían a su cara y Giyuu no paraba se reírse.
— NO. ES. GRACIOSO, ¡DEJA DE REÍRTE! — Juraba que estaba apunto de darle una buena paliza, aun no entendía porque se reía (Si lo entendía, solo que decia que era el único que tenia derecho a reírse de su propia estupidez)
Cuando por fin las risas cesaron, Giyuu miró a Sanemi atentamente, buscando entender porque de repente su prometido pensaba en eso.
— La razón por la que Sabito y yo terminamos fue por que ambos estábamos enamorados de 2 personas diferentes, yo estaba enamorado de ti y Sabito... Bueno ese no es el punto — Sanemi quedó, quedó tieso.
— Oh...—
—Si, comenzamos desde muy jóvenes a estar en una relación, los primeros 4 años todo estaba bien, éramos adolescentes después de todo, pero como éramos muy conocidos por nuestra relación todo comenzó a sentirse tenso, y estábamos juntos más por presión social que por amor — La voz de Giyuu tomo un tono nostálgico, recordar su relación con Sabito le provocaba una sensación agridulce, más por el lado de que las personas no sabían lo que pasaba en esta verdaderamente.
—...—
— Sabito era, perfecto, o eso era lo que decían los demás y lo que se esforzaba por mantener, una virtud y a la vez lo que lo llevaría a la ruina en secundaria, y entre esa bola de perfección y monotonía, te encontré a ti, lamentablemente, fue muy tarde, ya nos estábamos graduando cuando me anime a hablarte, luego mi fe volvió al ver que habíamos aplicado al mismo sitio de trabajo, 4 años después de admirarte desde lejos, ahora te tengo tan cerca, tu pusiste mi mundo de cabeza, le diste un nuevo sentir a mi vida, la arreglaste y por eso Sabito y yo decidimos romper, aunque yo siempre he sido muy inexpresivo, lo que sentía por ti no era fácil de ocultar, Sabito se dio cuenta rápido, y aunque se enojó, porque ya no podia seguir pretendiendo, en el fondo se dio cuenta que el también se había enamorado de alguien más, acordamos romper y quedar como amigos, después de esos 6 años, así nos sentíamos — Terminó de contar la historia con una sonrisa nostálgica en su rostro, Dios, Sanemi quería llorar de nuevo, pero ya no podia, no le quedaban mas lagrimas.
Se sentía tonto, pero feliz de haber escuchado la historia, aunque entiende porque Giyuu prefirió no contarla, era algo amarga de asimilar, pero más que feliz, se sentía agradecido, nunca pensó que encontraría alguien que diera tanto por el, tanto como lo que el esta dispuesto a dar, 2 años después, Giyuu y el seguían enfrentándose a todos los obstáculos, y amándose siempre como si fuera la primera vez, sentían que toda su vida, se pertenecían el uno con el otro, como si sus corazones, encajaban y formaban uno solo donde compartían el mismo amor. Con una mirada dulce, cargada de agradecimiento, acuno el rostro de Giyuu, quien lo miraba de la misma forma, las palabras no fueron necesarias.
Con un beso lento, todas las dudas y preocupaciones se disiparon, sus corazones latían rápidos, como si bailaran al son del amor que se sentía en el aire, los dos agradeciendo, y pidiendo internamente, nunca alejarse el uno del otro.
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