Tiene que poner un montón de cosas alrededor del aparato para que logre sostenerse. Tomar una foto ha sido la tarea más difícil hasta ahora. Ha pasado veinte minutos intentando acomodarlos a todos, rectificando peinados y ajustando la luz, cuando todo parece estar en orden pone el temporizador y se asegura de que la cámara esté fija para correr hasta su sitio, acomodarse la ropa y sonreír en el tiempo justo para escuchar el click de la cámara.
San sonríe y abre los brazos, dejando que su presa se deslice y corra por el césped.
Wooyoung lo imita y la tranquilidad del momento se ve interrumpida por los gritos y risas de las dos niñas que juegan a su alrededor.
Celebran cuatro años de vida de las gemelas, Ah Yoon y Ah Rin, y tres años desde su boda.
San aprisiona a su todavía representante, y ahora esposo, entre sus brazos, le besa sonoramente en la mejilla mientras ambos disfrutan de la vista de sus hijas que se han convertido en la mejor de sus recompensas, el propósito de sus vidas.
Ambas niñas los llaman para que se unan a ellas en su juego improvisado de la hora del té. Wooyoung se desprende del abrazo para unirse a sus hijas. Las niñas ríen al ver a su padre caer en la manta, derramando el jugo que han servido sobre su camisa, y hacer una mueca de disgusto.
El otro padre niega con la cabeza ante la mueca. Es la misma que pone cuando cualquiera de los tres ensucia sus ropas. La misma cara que hizo siete años atrás, horas antes de confesarle sus sentimientos.
Ah Yoon, la mayor de las gemelas, sirvió a su padre con sorprendente destreza un poco de jugo en su taza. Ah Rin, la menor, puso un par de galletas en los platitos y llamó a San de nuevo.
Sin pensarlo dos veces se acomoda boca abajo sobre la manta dejándose llevar por la plática sin sentido de sus hijas, adormecido con el calor de una tarde de primavera.
Sin lugar a dudas, aceptar a Wooyoung como representante valió la pena.
Sonríe mientras ve a su esposo con los ojos cerrados. Las niñas ya les ignoran, sin importarles lo que sus padres digan o hagan, ellas están más concentradas en su propio juego, pero no pasan desaparecida la caricia que Wooyoung deja sobre el cabello del campeón mundial de boxeo.
Apostaría lo que fuera por ese hombre.
Nunca había perdido.
FIN.
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AMANTIS AD ARAS • WOOSAN
Fanfiction¿Será posible encontrar tu alma gemela en medio de la nada? ¿Será tu alma gemela un hombre que lucha para vivir? ¿Será tu alma gemela un hombre que apuesta por ti? Donde Jung Wooyoung es un contador sin expectativas de la vida y Choi San un novato e...