Informacion

1.9K 45 11
                                    

Aquella mañana desperté con el estomago inflado , como si me hubiera tragado un rinoceronte . El peso de los parpados impedían que mis ojos se abrieran por completo. El cabello erizado y la piel de gallina me daban un aspecto lamentable. Tiritaba .

El medico llego dos horas después , me miro con lastima y le hizo algunas preguntas a mi madre. Me pidió que sacara la lengua y luego se puso a hurgar mis parpados , como si debajo de ellos fuera a encontrar el boleto premiado de la lotería.

Al cabo de unos segundos dio su sentencia:

-Hepatitis.

Mi mama abrió los ojos sorprendida. El medico saco una jeringa , me pincho el brazo y tomo una muestra de sangre mientras nos decía:

-Seguro es del tipo viral epidémico , hay un incremento evidente de la bilirrubina .

El dijo viral epidémico y bilirrubina , con la misma normalidad que si hubiera dicho Pablito clavo un clavito.

Hay gente a la que le encanta hablar difícil.

Antes de irse dijo otras cosas raras , que luego le entrego a mi mama.

Cerro su maletín , me miro con preocupación y dijo:

-No te tengo buenas noticias, María , la hepatitis te va a mantener alejada de tus amigos.

No podrás ir al colegio durante un mes .

Aquel día me di cuenta de que la hepatitis no era una enfermedad , cualquier cosa que me mantuviera alejado de esa casa de terror llamada colegio era una verdadera bendición.

Hola , Andrés , soy María otra vez...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora