3. Encuentros cercanos

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Era un tarde común y corriente, el sol estaba apaciguando y Reo y Nagi habían llegado a su destino. Este era, la mansión del pelimorado. Nagi siempre admiraba las decoraciones que poseía dicho lugar, era más bien una especie de elegancia impecable y bastante ostentoso. Se notaba a leguas de distancia que eran acomodados.

一Señorito Reo, veo que llegó y trajo a su compañero 一dijo Ba-ya que usaba sus típicas ropas de mayordomo y les habló con dulzura.

一¡Ba-ya!, sí, traje a Nagi otra vez 一dijo Reo alegre deteniéndose en el pasillo de la entrada mientras que Nagi seguía a su lado.

一Buenas tardes, señora Ba-ya 一dijo Nagi haciéndole una leve reverencia.

一Ba-ya, estaremos en mi habitación 一dijo Reo que tomaba el brazo de Nagi para que caminaran hacia las escaleras.

一Está bien, ¡pero dejen la puerta abierta! 一dijo Ba-ya en un tono inocente.

一Ba-Ba-ya, ¿pero qué dices? 一dijo Reo nervioso y con un sonrojo notable, volteó su cabeza luego de lo que dijo y se apuró en subir con Nagi siguiéndole los pasos.

Una vez que llegaron a la habitación de Reo, Reo le dijo a Nagi que se sentara en su cama y éste lo obedeció. Se distrajo mirando las condecoraciones de Reo y era tan agradable sentir las feromonas de él que lo hacía sentir vivo inhalarlas, ya que a él casi todo le molestaba, pero Reo no, no. Claro que no, Reo le renovaba las ganas de vivir y las energías con cada toque, cada conversación y con cada mirada, era lo mismo. Era un eufemismo decir que le gustaba porque era mucho más que eso, pero jamás se lo diría. Porque sabía que Reo no sentía lo mismo por él y ¿arruinar esa amistad? Ni en un millón de años. Así que, se quedaría así, con las ganas de decirlo.

一Olvida lo que dijo Ba-ya, Nagi, por favor.

一¿Eh? 一dijo Nagi volviendo a la realidad一 ¿Ella dijo algo?

一Na-nada 一dijo Reo abochornado 一Uf, ¿hace calor aquí o soy yo?

Acto seguido, Reo se acercó a las ventanas y las abrió. Así, no solo se ventilaban las feromonas sino que también quizás se irían por el aire los sentimientos que Reo le profesaba de forma intensa. Sin embargo, a los diez minutos de haber dejado la ventana abierta, Nagi comenzó a tocarse los bracitos en señal de que tenía frío. Ante lo anterior, Reo no tuvo más remedio que cerrar las ventanas, por qué no iba a permitir que su Nagi entrara en estado de hipotermia, ¡eso jamás! Reo se sentó al lado de él, en la cama y Nagi comenzó pidiéndole mimos.

一Reo, me congelaste, hazte responsable 一dijo Nagi por un motivo en específico.

一¿Cómo dices? 一dijo Reo ruborizándose一. Ah ya sé, quieres que te abrace ¿no?

一Si lo sabes, ¿por qué no lo haces? 一dijo Nagi posicionando su cabeza en el hombro de Reo.

一Sólo quería estar seguro, cielos 一Reo abrió sus brazos para que Nagi se acercara a él y éste como previó sus movimientos, se alejó un poco y se acunó en Reo. Sin embargo, como Nagi se abalanzó sobre él no midiendo su fuerza, cayeron ambos sobre la cama. Nagi sobre Reo, Reo debajo de Nagi. Sí, que maravilloso accidente. Y para mejorar las cosas, Reo cerró sus ojos al ver como Nagi se acercaba hacia su rostro, los rubores flotaban al igual que las feromonas. Pero a veces, la vida no es como la queremos ¿no?

一Señorito Reo, les traje una merien...一dijo Ba-ya interrumpiendo el momento de forma inevitable. Haciendo así que la magia desapareciera一. ¡Señorito Reo!

一¡Quítate, Nagi! 一dijo Reo levántandose después de haberlos encontrado in fraganti.

Nagi se reincorporó.

Blue lock SchoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora