Capitulo 4: Sirius Black

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Sirius notó Remus estaba de buen humor últimamente. Fue algo inusual, algo que estaba ocurriendo todas las mañanas. Y tenía que ver con esos chocolates que solía comerse justo después de la primera clase, cualquiera que fuera la clase.

Era inusual.

La curiosidad creció en él y por eso mismo acompañó a Remus hasta la mesa de Ravenclaw a conseguir los apuntes a ese tipo Granger.

—Hey, Granger. —él saludó al ratón de biblioteca que, curiosamente, había estado frecuentando bastante últimamente.

Granger levantó la mirada, apartando un par de rizos cortos de su rostro. Sirius tenía que admitirlo, Granger era bastante bonito. No como él, por supuesto, sino que tenía un tipo de belleza diferente. Era casi como una niña o algo así.

—¿Black...? —lo llamó, con curiosidad. Sus ojos se movieron lentamente hacia Remus y un suave rubor apareció en sus mejillas.

Sirius alzó ambas cejas, divertido. ¿Entonces Prongsie tenía razón con su tontería de que Granger era gay?

—Oh, Lupin. —Granger dijo en una especie de chillido extraño. Se aclaró la garganta rápidamente y dijo: —También estás aquí.

—Si, eh... hola, Granger. —Remus saludó con una sonrisa incomoda.

Granger los miró a ambos y ladeó la cabeza con curiosidad. —¿Necesitan algo?

Sirius se sentó en una de las sillas frente a él y apoyó los codos sobre la mesa, usando al mismo tiempo sus manos para sostener su rostro. —¿Lo hacemos? —inquirió con una sonrisa descarada y una mirada coqueta.

Granger le frunció el ceño, disgustado. —Vete. —sus ojos entonces vagaron hacía Remus con una chispa en ellos que le interesó a Sirius. —¿Necesitas algo, Lupin? —su voz sonó incluso más suave.

—¿Podrías prestarme tus apuntes de Aritmancia y Runas? ¿Por favor? —preguntó con un tono cuidadoso. Era bien sabido por todos que Granger no solía ser demasiado amable con los alborotadores y, para desgracia de Remus, él encajaba de ese tipo al juntarse con James, Sirius y Peter.

Instantáneamente, Granger le ofreció unos pergaminos sorprendiéndolo.

—Lo tenías todo preparado, ¿no, Granger? —se burló Sirius.

—Supe que estabas enfermo, así que me tomé la libertad de tomar los apuntes por ti. —Granger habló, ignorando a Sirius. —Después de todo, eres la única otra persona aparte de Evans que parece disfrutar estudiando.

Remus sonrió. —Gracias, Granger.

Un sonrojó apareció en las mejillas del chico. —No es nada. —murmuró tímidamente. 

Remus y Granger se quedaron mirando por unos segundos. 

Sirius sintió que algo extraño estaba pasando allí. Y él no lo dejaría pasar. Tenía que decirle a James sobre eso para investigar lo que sea que estuviera surgiendo con esa mirada que Moony y Granger se dieron. 

Chocolates para el desayuno |R.L×H.G|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora