Historia naruhina 🖤
Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto y las imágenes a sus respectivos autores.
La historia es mía, espero que la disfruten 🤗
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Dejé mis pensamientos de lado por un momento y bebo un sorbo de mi capuchino, sentada en un pequeño rincón de un restaurante cerca de la empresa de la cual yo trabajo. Mientras espero a Kiba, miro a las personas entrar y salir, la mayoría son jóvenes adinerados que vienen a pasar solo el rato con sus parejas.
Al ser la primera vez que lo frecuento parece un sitio tranquilo para charlar y distraerse un poco del trabajo.
La puerta de madera vuelve abrirse y enfoco a mi amigo cruzar el umbral. Lleva una bella playera color naranja ajustada a su cuerpo y un pantalón de seda gris que les hacen combinación a sus zapatos del mismo tono. Sacude su cabellera castaña y me busca con la mirada hasta que da conmigo. Sonríe y deprisa se encamina hacia mi dirección. El olor de su perfume me invade por completo cuando siento sus brazos envolver mi frágil cuerpo, el cual no dudo en devolver.
__ Como siempre puedo decir que te ves divina, amiga-..dice acomodándose su cabello y sentándose delante de mí.
__ Yo también puedo decir lo mismo de ti-.. respondo dándole otro sorbo a mi bebida-.. siempre queriendo robarte las miraditas de todas.
__ ¿Ah esto?-.. señala su atuendo-.. solo es un arreglito nada más.
__ Si claro-.. me cruzo de brazos-.. no será que te interesa alguna muchachita y por eso el cambio.
Rápidamente su rostro padece y enrojece, confirmándome exactamente lo que acabo de decir. En realidad me alegra saber de que por fin esté conociendo a alguien que realmente lo haga sentir feliz.
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__ Bueno digamos que estoy en eso-..apoya su espalda en el respaldo-.. aunque ya debes saber que si yo algún día llego a estar en una relación seria, tú serias la primera en enterarte, mi querida amiga.
__ Eso espero, ya que no me gustaría enterarme por ahí que me estas engañando-..bromeo.
__ Digo exactamente lo mismo.
Muerdo mi labio inferior y me quedo callada al no saber que responder. El mesero nos interrumpe y llega con nuestro pedido de comida, sirviendo en unas elegantes copas, el vino que he escogido. Después de que terminara de servirnos se despide en silencio, dejándonos nuevamente solos.
