Capítulo XV.

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— ¿Cómo se siente? — Nayeon resopla, asintiendo hacia Momo. — ¿Mirar a tu novia mientras se la follan, mientras tú solo tienes que quedarte ahí? — sonriendo, Momo se lame los labios y pasa los dedos por el cabello de Nayeon.

— Tiene suerte. Ojalá fuera yo. — se gira y besa la mejilla de Sana. Sin previo aviso, Nayeon se retira y Sana jadea, sus caderas se mueven, persiguiendo el juguete de Nayeon.

— Ponte en cuatro. — le ordena a Sana.

La coreana la guía para que se deslice un poco hacía adelante y tira de las bragas de Momo a un lado. Nayeon maniobra y mete el juguete en Sana, temblando por la fricción de la tela que se engancha con cada arrastre. Se folla a Sana con menos precisión, más rápido y más fuerte. Justo cuando Sana comienza a jadear y gemir, Nayeon se retira, y se acerca a Momo nuevamente. La folla un poco más rápido ahora, encontrando el contraste del apretado sexo de Sana tan diferente al de Momo, ya lubricada y relajada. Toma las caderas de Sana, balanceando sus caderas y disfrutando de las bofetadas obscenas de su piel contra la de Sana.

— Mierda, esto es, sí... — balbucea Sana, y Momo la besa en todas las partes que puede alcanzar. Es constante y lento, Nayeon se gira para alcanzar el clítoris de Sana, resoplando con orgullo cuando los dedos de los pies de Sana se doblan. Se retira justo cuando Sana parece alcanzar su punto máximo, empujándose de nuevo dentro de Sana, follándola el tiempo suficiente para hacerla gemir antes de retirarse nuevamente.
Es sucio y frenético: Nayeon alterna entre follar a Sana, lento y cuidadoso, arrastrando el dildo hacia adentro y hacia afuera, y luego sumergirse en Momo, que es más flexible, más desesperada.

En algún lugar de la maraña de cosas, Nayeon pierde el ritmo, sus caderas tartamudean mientras folla con Sana. Momo está feliz y boquiabierta, gimiendo ante la estimulación cada vez que Nayeon sale de ella. Nayeon reduce su ritmo y deja caer su cabeza entre los omóplatos de Sana, jadeando y tratando de recuperar el aliento. Todo se siente bien, abrumador, pero bueno. Pero quiere ver sus rostros más claramente, quiere ver la forma bonita en que las cejas de Sana se levantan cuando se acerca poco a poco al orgasmo, quiere ver la forma en que la boca de Momo se tuerce y sus ojos se vuelven vidriosos.

— Joder, esto es... — ni siquiera puede pronunciar las palabras, no puede unir los sonidos, pero Momo parece entender. Momo atrae a Sana para darle un beso lento y perezoso y le da palmaditas en el trasero.

— ¿Vamos a cambiar? ¿Intentar algo más? — todo lo que Sana puede hacer es asentir tontamente, demasiado exhausta para responder. —La estás agotando. — dice cariñosamente, mirando a Nayeon.

Sana se ríe y se aleja rodando, dejándose caer sobre su espalda. Sus músculos hormiguean por todas partes, temblando en las esquinas de su cuerpo que no sabía que podía trabajar demasiado. Antes de recuperar el aliento, Sana se sube, a horcajadas sobre Nayeon que yace en la cama, sentándose sobre el juguete y suspirando, dejando caer la cabeza hacia atrás.
Así, Sana es aún más hermosa: sus hombros afilados, y sus pezones hinchados, su rubor ondeando a través de sus costillas y abdomen, tan ligera mientras se balancea contra su estómago con cada rebote. Jadeando, Nayeon agarra sus muslos, mirando con asombro cómo Sana rebota sobre el dildo con movimientos suaves y fluidos. El ángulo se siente diferente, provocando respiraciones agudas de Nayeon con cada levantamiento. Sana está perdida en su propio mundo, solo follándose a sí misma sin ningún respeto por Nayeon.

— Ella hace eso. — dice Momo. — Se mete tanto en eso, que bien podrías ser un juguete. — se inclina y besa a Nayeon, tragando cada jadeo que Sana saca de ella. Se siente bien besar a Momo de nuevo, sentir la forma urgente y acalorada en que besa.

— ¿Y tú? — pregunta Nayeon sin aliento cuando Momo se aleja. Ella tararea y se acomoda detrás de la cabeza de Nayeon, arrodillándose.

— Me gusta mi vista. — mira a Nayeon y con ternura le quita el flequillo de la frente. — ¿Estás bien? — asintiendo, Nayeon la mira, observando su dulce sonrisa, sus pechos firmes, y su centro humedo, a solo unos centímetros por encima de la cara de Nayeon. Abre la boca, estira la lengua y Momo exhala temblorosamente. Momo se desliza sobre la cara de Nayeon, gimiendo cuando es incapaz de hacer mucho más que lamer sus pliegues. Meciendo sus caderas, Momo arrastra su centro a lo largo de la lengua de Nayeon, cubriéndolo todo con saliva. Es una sobrecarga sensorial: Sana moviendo sus caderas, follándose a sí misma sobre el juguete de Nayeon, gimiendo y jadeando. Momo usa su boca como quiere.

El tiempo se confunde, perdida en los sonidos de toda la piel contra la piel, gimoteos y gemidos, manos vagando sobre muslos y pezones, y labios. Los muslos de Sana tiemblan mientras se estremece y se encorva hacia adelante, corriendose por todo el estómago de Nayeon, y Momo no está muy lejos, corriendose en la boca de Nayeon.
Nayeon está sin aliento, tiene la visión irregular y el corazón le late con fuerza, y le duele él cuerpo mientras espera su propia liberación. Sana se quita de encima de ella, bajando a su sexo, observando cómo Momo se acerca gateando. Se inclinan juntas, lamiendo y tocando el centro de Nayeon, mientras sus manos recorren sus piernas. Deja caer su cabeza hacia atrás, y se agita un poco, alcanzando algo, y luego siente sus dedos en el cabello de Momo. Se turnan para lamerla, sus lenguas se enredan mientras lamen su sexo. El sonido que hace cuando se corre en sus caras es brutal. Momo tararea en señal de aprobación y se inclina para besar a Sana; sus rostros brillan con saliva y fluidos, el beso es húmedo, pegajoso y obsceno, y Nayeon se estremece, sintiendo que una leve chispa la atraviesa de nuevo. Sus músculos se aflojan, y se queda allí de espaldas sintiéndose medio muerta, sin huesos y sin cerebro, sin un solo pensamiento en su cabeza. Siente algo cálido y húmedo pasar sobre ella, manos suaves acariciandola mientras la limpian. Siente que se está quedando dormida justo cuando Momo se acuesta a su lado. Sana despliega una manta nueva y la cubre con ella antes de deslizarse al otro lado de Nayeon. Sus toques son tiernos y cuidadosos. La voz de Momo es suave, un poco áspera como si acabara de despertarse, y besa la mejilla de Nayeon.

— Fuiste tan buena con nosotras, Nayeon. —sus labios rozan la oreja de Nayeon. — ¿Te hicimos sentir bien?

Asintiendo, murmura: — Sí, increíble. — es todo lo que puede reunir mientras yacen allí, su cuerpo comienza a sentirse como si estuviera volviendo a la vida. Se gira, atrapando a Momo en un beso apresurado. Ambas son increíbles.
Sana pasa la palma de su mano por el cuerpo de Nayeon y besa su hombro.

— ¿Te gustaría hacer esto de nuevo? — la besa de nuevo, más suave, como si Nayeon pudiera desmoronarse. — ¿Con nosotras?

— Si. — responde Nayeon, volteándose para sonreírle a Sana. — Amaría eso.

La habitación de al lado [NaMoSa +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora