CAPITULO 1: SIN MEMORIA

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YAMID

Como un cosquilleo extraño que recorre mi cuerpo. La luz se empieza a manifestar y lo acuoso del ambiente en que me encuentro me inunda. Poco a poco tengo movilidad, y la necesidad de oxígeno se hace inminente por lo que me esfuerzo a reaccionar y salir a la superficie. Una vez afuera, mi vista es borrosa, pero tomo con desesperación una bocanada de aire. Nado hacia la orilla de lo que es un estanque con un gran árbol en la mitad. Mi ropa está bastante deteriorada, pero me cubre aún. El lugar es un extraño bosque frondoso, en el que se cuela la luz lo suficiente como para notar cierta claridad. Un sendero es mi única dirección hacia no sé dónde, pero si afuera de este lugar.

La caminata a pies descalzos es algo inusual: el trinar de aves, el correr de animales y la confusión inminente de no saber dónde estoy. El bosque va quedando atrás para dar paso a lo que es una enorme y exuberante mansión. La luz del día se hace más fuerte y la mansión parece acercarse a mí. Un olor que me hace agua la boca me atrae hacia una entrada. Camino con entusiasmo, aunque con un ardor en la espalda. Al entrar a la cocina los platos caen.

—¡AAAHHHH!

Unas mujeres dejan caer la comida recién hecha de las bandejas y un pan rueda hasta mis pies, lo tomo y ante el alboroto del momento corro del lugar a toda prisa. Feliz, aunque asustado ¿tal vez me veo muy mal? Corro hasta sentir como varios otros se lanzan sobre mí y me someten contra el césped. Hago mi mayor esfuerzo en escapar, pero lo único que logro es tomar el pan con mi boca sin dejarlo atrás.

Si bien los tipos son toscos y fuertes, el sabor suave y tibio del pan es néctar en mi boca ¿hace cuánto no sentía ese sabor? Es algo diferente, aun mas delicioso pero un vago recuerdo ambiguo me hace recordar aquel sabor. Forcejear es inútil y huir se ve imposible, sin embargo, me adentran a la mansión y me detienen frente a una gran escalera de la que baja un joven de atuendos finos y elegantes, una piel mestiza clara, cabellos castaños y unos ojos color cafés que se aclaran con la luz del día. Al verme, una risa burlona se dibuja en su rostro, intercambia miradas con los guardias para confirmar lo gracioso que le parece el momento.

—Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí? Alguien tenía hambre

El pan cae de mi boca y rueda al suelo. Una risa sale de él y no puedo evitar pensar en lo extraño de su presencia. Su mirada parece ser cada vez más minuciosa con cada detalle de mí. Sin embargo, su sonrisa parece irse desdibujando para tener una expresión mucho más preocupada y seria.

—Llévenlo arriba y busquen a alguien de servicio. Que tome una ducha.

Sin decir más se retira, no sin antes darme una última mirada de confusión y preocupación.

Me llevan hasta arriba y me dirigen a una habitación. Los guardias cierran la puerta y me dejan encerrado. Miro a mi alrededor, el lugar esta delicadamente organizado y con una combinación de colores naranjas. Me dirijo a la ventana con intenciones de escapar, pero estoy demasiado lejos del suelo como para intentarlo.

"Una ducha no estaría mal" pienso

Todo aquí es tan fino que te hace ver pequeño. Me desvisto cuidadosamente despojándome de mis desgastadas y rotas ropas para introducirme a la ducha. El agua cae y al tocar mi cuerpo me hace recordar de aquella fuente de la que emergí ¿Qué pasa? ¿Quién soy?

"Soy Yamid" responde mi mente a mis adentros

—Soy Yamid

El pronunciar por primera vez algo me asombra ¿Cómo se hablar? ¿Tengo amnesia tal vez? Pero si tengo amnesia ¿Cómo sé que es la amnesia? ¿Cómo sé que tengo amnesia y no otra cosa? Suelto un reflejo al sentir el agua en mi espalda. Decido dejar las preguntas para después y termino de ducharme. Al salir tomo una toalla para secarme y cubrirme.

GLADION - COMIENZOS DE UN MARCADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora