Jeno
—Hace unos malditos mil grados aquí afuera—, se queja Renjun. Después de vivir aquí toda la vida, uno pensaría que ya estaríamos acostumbrados. —Estoy convencido de que cada año hace más calor. El cambio climático es una mierda—, continúa.
Me despojo de la camiseta que se me ha pegado como una segunda piel durante las últimas horas. Todos los días me pongo una nueva a la hora de comer porque se empapan muy rápido. Limpiamos la basura y cargamos en el remolque de Luke las ventanas que retiramos de la casa del cliente mientras él discute con alguien por teléfono. No se encuentra de humor y por supuesto el calor no ayuda a su estado de ánimo.
—Muy bien, jefe. Nos vamos—, le dice Renjun. Nos hace un gesto para que nos vayamos, con las cejas fruncidas mientras se ocupa de la mierda que alguien le está soltando por teléfono. Nos instalamos en el coche de Renjun, que pone el aire acondicionado a tope. Me aseguro de inclinarme hacia delante para que mi espalda no se pegue al asiento de cuero.
—Creo que es hora de hacerse un nuevo tatuaje—, pienso. La idea lleva tiempo gestándose en mi interior y me siento obligado a sacarla y plasmarla en mi piel hoy mismo.
—¿Ah, sí? Ya sabes que Chenle hace cosas muy buenas.
—No, no lo sabía. ¿Desde cuándo? Nunca he oído nada sobre él—. De todas formas, no es que le haya prestado mucha atención, pero sigue siendo una sorpresa.
—¡Sí, hombre! Lo mantiene en secreto sobre todo porque sus padres son unos capullos, pero en realidad tiene mucho talento. He visto algunos de sus trabajos y debería estar trabajando en una tienda de tatuajes de verdad con esa calidad. Llámalo, estoy seguro de que te dará un buen trato.
—Ni siquiera nos conocemos así—. Pienso en el último encuentro que tuvimos: básicamente lo amenacé de la manera más amable que pude.
—No importa. Nada le excita más que tatuar a alguien. Te digo que lo llames. Tienes su número, ¿verdad?
—¿Por qué iba a tener su número, Renjun? No todo el mundo es tan jodidamente amable como tú—, bromeo.
—Oh sí, lo olvidaba. Tu amabilidad sólo se extiende a Jaemin—. Pone los ojos en blanco con una sonrisa burlona en la cara.
—Sólo dame su maldito número de teléfono—, le corto antes de que pueda empezar a echarme en cara lo de Jaemin. Ya es viejo, después de tantos años, escuchar la misma mierda sobre él y yo. Me molesta aún más que todo el mundo lo haya visto venir antes que yo.
Entra en mi aparcamiento como un loco, como de costumbre, y me quiere arrancar el teléfono con la mano.
—Sólo dime el número—, le digo mientras empiezo a añadir la nueva información de contacto.
—Eres tan jodidamente raro—, refunfuña antes de recitarme los dígitos.
Saco algo de dinero de mi cartera y se lo doy. —Dinero para la gasolina.
—¿Cuántas veces tengo que decirte que no quiero tu dinero? Ni siquiera está fuera del camino—. Es cierto, pero que me condenen si le debo algo a alguien. No
tiene que llevarme y traerme del trabajo todos los días, pero lo hace porque al fin y al cabo, Renjun es una persona genial.—Pierdes el tiempo—, digo mientras deposito el dinero en su consola central con una sonrisa de satisfacción, y cierro la puerta tras de mí antes de que pueda volver a rechazarla.
Cuando entro en nuestra habitación, no puedo evitar las ganas de tumbarme y dormir hasta mañana. El cansancio de la semana me está golpeando con toda su
fuerza, y sin duda sería un momento mejor que el de entablar una conversación trivial con Chenle mientras arrastra agujas por mi piel durante horas. Dejo de lado la idea porque este tatuaje es mucho más importante. Una vez tomada la decisión, le envío un mensaje a Chenle.
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'HOPELESS' 0'2 [Nomin]
RomanceEn mi cabeza, lo imagino. Mi mejor amigo heterosexual. El que nunca tendré.