capítulo doce

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Olivia sabe que algo no está bien. Lo sabe, obviamente que lo sabe. Cualquiera pensaría que a una edad tan corta una está cegada por la inocencia y la necesidad de adultos protectores. 

Ella siempre supo que algo no estaba bien consigo misma, así tengas dos, tres, diez o veinte años; uno intuye. A una edad más avanzada que otra, pero algo le avisaba que había algo extraño.
El aroma tan ácido de Julian solo confirmaba su duda.

"¿Me das?" pregunta con sus manos extendidas a lo que Julian esta a punto de comer. El omega da un bocado y luego le deja la barra de cereal a la nena.   "gracias." murmura, mirándolo desde el suelo.

Sabe...lo sabe, ¿pero cómo preguntar? ¿cómo darse a enteder?

"Julis." lo llama, finalmente levantándose del suelo para escalarse al sillón.  "¿papi?" pregunta, pero realmente no pregunta dónde está Enzo, sino que quiere saber si él era el culpable de tanta rareza en su omega. "¿papi es?"

"Papi está entrenando, amor. En un rato viene." contesta tan dulce, con ese tono bajo y ese acento tan bonito, pero Olivia mueve la cabeza. "¿no preguntas por papi, amor?"

"No, papi y vos." responde algo torpe, sin timidez alguna. La nena se apoya en el pecho de él. "Julis.."

"¿Qué, amor?"

"¿Papi?" vuelve a preguntar, comiendo la barrita de cereal mientras mira al cordobés.  Atenta, siempre atenta cuando se trata de él. 

"¿qué pasa con papá?"

"¿enojados? ¿vos y papi?"

Y ahí es dónde Julian cae, sus ojos inevitablemente se llenan de lágrimas mientras que su aroma es algo..feo. Si, a Olivia no le gusta ese aroma de Julian, pero igual lo abraza con toda su fuerza; frotando la cabecita en el pecho de este para cubrirlo con su aroma.
Obviamente no tenía un aroma desarrollado todavía, pero ella creía que estaba cuidandolo al hacer eso.

Julián también la abraza, besándole la cabellera mientras llora en silencio.  Ahogado.  Así se sentía.
Enzo le había dicho que aunque entendía la situación y el gran amor que compartía con Olivia, la prioridad era Valentina.  Esa mujer...ella tenía más peso que el en la toma de decisiones. Dolía.  Dolía bastante, pero no podía hacer mucho.

Era un simple niñero.

Olivia merecía tener a su mamá presente aunque eso lo llenara de inseguridades.  Se trataba de ella, no de el ni de Enzo. Olivia. Siempre se iba a tratar de ella.

"Yo..solo quiero que sepas que te amo muchísimo, mi nena." murmura una vez el llanto se apaciguo un poco.  Ella lo mira curiosa.  "Y que pase lo que pase, yo voy a cuidarte. "

"Yo cuidarte también." arruga la naricita, soltando una carcajada para tratar de animarlo. Álvarez sonríe.  "Te amo."

Se derrite ahí nomas, aún cuando la puerta se abre  y el alfa entra; Julián no deja de prestarle atención a su nena.  Tratando de memorizar cada cosa que ella hacia o decía. 

Sentía que iban a quitársela.  Iban a arrancarla de sus brazos.  Y la cachorra, silenciosamente lo entendió. 

Por eso mismo no fue capaz de apartarse del pecho ajeno, aún cuando Enzo le ofreció una torta de chocolate que se veía riquísima, ella se negó solo para abrazar  a un Julian que de a poco iba calmandose por completo.  Su aroma volvió a ser dulce, cálido y fresco.

Esa sensación de paz hizo adormecer a la nena.

"No me saludaste." reprocha de manera confusa, acercándose a él aún cuando Álvarez ni siquera se dignó a mirarlo dos segundos.  "¿qué tenes?" pregunta luego de dejar un beso en la mejilla de este. 

ENTRE AROMAS DULCES | enzo f. ; julián a.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora