capítulo dieciséis

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Unos brazos fuertes lo abrazaron por las caderas, levantándolo del suelo unos cuantos centímetros.  Julián suelta un gritito de sorpresa, acompañado del miedo de no saber de quién se trataba.

Pero aquél chico que lo abraza por la espalda suelta una carcajada reconocible para el de Córdoba.  El omega se gira rápido, abrazando a su amigo con fuerza. "Hola, bombón." Es lo que dice Agustín mientras lo abraza un poco más. "Te extrañé."

"¡hey!" gritonea Olivia, acercándose con su ceño fruncido y una trompita de enojo para alejar a ese chico lejos de su mami.  "No toques, es mi mamá."

Palavecino, que estaba al tanto de toda la situación; solo soltó otra risita, alzando sorpresivamente a la nena para unirla al abrazo.

"Yo soy tu tío. Agustín me llamo, y me vas a querer más que al ortiva de Rafael."  expresa todavía muy sonriente. Enzo reprime una carcajada cuando Álvarez le da un golpecito para nada suave en la nuca. "¿qué?" bufa, sobando el lugar del golpe.  Todavía sin soltar a la nena que de la nada, parecía estar entretenida con la cadenita plateada del castaño.

"¡Es papi!" chilla cuando en la cadenita se asoma un dije plateado del escudo de river plate. "¡papi, mira!"

"Es hermoso, hija." Sonríe, agarrando bien las valijas para luego caminar cerquita de esos tres.

La temporada había terminado hace unos pocos días y Julián le había propuesto viajar a Córdoba un tiempito para restaurar energías.  Sabiendo el estado de su omega, Enzo no pudo negarse.

Entendía que Álvarez necesitaba estar cerca de su familia y bueno, con esa reciente noticia no evitaba el cumplir con todo lo que Julián deseaba, aunque ciertamente el cordobés era lo más simple del mundo. Tenía mucha culpa, saber que lo había hecho pasar por tanto dolor estado con su bebé en el vientre lo dejaba extasiado de emociones negativas. 

Están saliendo del aeropuerto cuando una gran avalancha de gente se les acerca con gritos y muchas camisetas de la selección.  Enzo sonríe, mirando de reojo como Julián abrazaba a Olivia y Agustín se acercaba para ayudar con las valijas. Le agradece vagamente, tratando de acercarse a algunas personas para firmar casacas y posar para fotos borrosas.

Agradece el cariño de la gente y trata de esquivar a los canales de noticias que básicamente le ponen las cámaras en el rostro.

"¡Enzo, Enzo" un chico bajito, de piel morena y algo tímido lo llama con su celular en mano. Estaba en el grupo de periodistas, pero parecía inexperto a comparación de los demás.  "¿qué te trae por Córdoba?"

"La familia." Responde con una sornisita, estirando una camiseta que le ofrecen para firmar. A lo lejos ve como la seguridad del aeropuerto escolta a los otros tres así que se apura un poco.

"¿De visita con los suegros?" Pregunta tímido. Enzo asiente. "Bienvenido a Córdoba entonces, Enzo."

"Gracias. Buenas tardes."




















[•••]









Enzo mira la casa desde afuera. Sintiéndose nervioso y algo ansioso. Solo había participado muy pocas veces en las videollamadas que Julián hacía con su familia y sólo porque lo nombraban con curiosidad.  Así que sí, estaba algo inquieto. 

Lejos de como se encontraba Olivia, que hablaba y hablaba sin parar con Agus de alguna película infantil que tienen en común. 

Ellos son los primeros en pasar, Julián le sigue y por último es el jugador, que cierra la puerta despacito.  Tímido, incómodo, y muy ansiosos.

ENTRE AROMAS DULCES | enzo f. ; julián a.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora