Ya lleva cinco minutos en el baño. ¿Qué hace?

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Quackity aceptó la propuesta. No iba a ser una cena tan elegante pero aún así se notaba diferente.

Había tardado años en el baño.

Su pelo estaba aún más brillante y no parecía tan desordenado.

Estaba radiante y no entendía por qué le gustaba tanto.

— — —

Llovía.

Quackity tuvo que sacar su paraguas y caminaron debajo de él hasta llegar al restaurante.

Cuando llegaron no fue difícil reconocer a Rubius y su acompañante. Vegetta.

Quien hoy especialmente se veía incómodo, se notaba que no sabía lo que pasaba.

Inhalo hondo y dejo el aire salir.

Ya estaba preparado para una noche de pesadillas.

— — —

Decidieron tomar vino. No era el más caro ni más sabroso, pero si lo suficiente como para dejarlos pendejos a las dos copas.

Quackity no tomaba vino seguido, eso era obvio.

No lo supo manejar.

Luzu si que tenía algo de experiencia y eso.

Es como si en una vida pasada suya había trabajado con vino... o tal vez en una vida pasada era un borracho. Ambas opciones se veían viables.

Aun así, se podía notar desde lejos que ese no era Quackity.

— — —

Todos estaban de risas y gozos.

Y borrachos.

Sus conversaciones no eran tan raciónales.

Ni hablar de que era difícil escuchar debido a el volumen de la música.

Hasta que por un segundo todo paró, Quackity puso su mano en el muslo de Luzu para llamar su atención.

Empezaron los nervios.

De la nada le tiende esa foto de él en la noche que Quackity tomó.

La foto que fue tomada mucho antes de que todo esto se tornara de cabeza.

Se veía feliz. Más feliz de lo normal.

Recordaba que ese día tenía que irse por un mes entero y aún así sintió que partió con la mejor sensación.

De que, cuando vuelva, iba a tener alguien con quien confiar.

No sabía que era esa sensación. Sentía nostalgia, por los tiempos en los que se sentía seguro con Quackity.

— Voy al baño.

— — —

No había notado lo aturdo que estaba.

No sabía que pensar

¿Qué era ese sentimiento?

¿Por qué cada vez que estaba junto a Quackity sentía que el mundo paraba y las horas se tomaban una pausa?

¿Es normal sentirse tan abierto? ¿Como si Quackity fuera el único que conocía de verdad?

— Mi pato.

¿Es posible sentir celos cuando le miran?

¿Cuando pasa tiempo con otras personas?

¿Es posible odiar lo que sentía cuando no estaban juntos? ¿Sentir qué el no tener a Quackity cerca hacia las cosas más difíciles de lo normal?

— No confíes en nadie.

Eso fue lo que aprendió durante todos estos años.

Pero, ¿y si empezaba a confiar en Quakity?

¿Y si ese "confiar" se había vuelto más fuerte con el tiempo?

¿Más grande?

¿Y si ese confiar empezó a ser un "amar"?

— — —

— Knock knock knock knock

No notaba que estaba respirando más rápido de lo normal.

No iba a abrir.

— Knock knock knock knock

Todo iba más rápido de lo normal.
Cómo si los segundos hubieran decidido correr más rápido.

— Knock knock knock knock

Posó sus manos en los bordes del lavamanos mientras el agua corre.

¿Cómo podría estar enamorado de él?

¿O esto que sentía podía llamarse amor?

No eran mariposas en el estómago lo que sentía, algo o alguien muy dentro de él le hacia querer que Quackity sea solo para él.

— — —

La música se escuchaba aún estando en el baño. Retumbaba por su cabeza. Sentía presión.

Mi mayor error fue venir aquí.

Yo nunca acepté esto.

— — —

— Luzu lleva más de cinco minutos en el baño, ¿estará bien?

Quackity estaba, además de borracho, preocupado. ¿Acaso hizo algo mal? ¿Abría espantado a Luzu con su regalo?

A los otros dos que estaban sentados justo al frente de Quackity les pareció tierno cómo aún así se preocupaba por su cita. 

Había tenido cuidado con todo lo que decía. No tenía previsto el alcohol pero aún así cuidaba no decir nada fuera de tono o incómodo.

Para él, Luzu era un cristal importante. Y Quackity no dejaría que ni se quebrase.

— Eh, no te preocupes. Voy a revisar si todo está en orden.

— — —

Tenía que estar Rubius.

— ¿Qué haces acá? ¿Acaso se te ha olvidado qué estás en una cita?

— No quiero hablar contigo. Vete.— dijo con un tono bastante autoritario pero indigno de Luzu. Dejando en claro las cosas.

Rodeó a Rubius hacía la salida.

Pero el policía no iba a dejar que huyese tan rápido. Lo agarro de los hombros, forzándole a dar la vuelta y mirarlo a la cara.

Tenían la misma altura. Y en el aire estaba clara la presión.

— Escúchame claro, Rubius, porque no voy a repetir esto.

¿Qué tengo que perder? Me preguntaste cuando decidiste empezar toda esta mierda. Está claro que no tengo nada que perder, pero acaso, ¿tengo algo que ganar?

¿Algo a lo que sacarle provecho? ¿Quién te crees tú para venir y obligarme a jugar con los sentimientos de Quackity. Mi amigo. Nuestro.

¿Nos ves cara de muñecas?  —

Eso tomó al policía muy desprevenido.

De todos modos, decidió responderle con un tono igualmente amenazadoramente.

—¿Y quién te crees qué eres tú para hablarme de tal manera? Soy tu amigo, quería ayudaros.Para la próxima, déjame las cosas claras y así dejo de romperte las pelotas.— dijo para después soltar a Luzu, quien retornó su camino hacía la salida.












Luckity || Una poción de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora