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Mis pasos se detuvieron frente a la puerta cuyo número era el 200. Mis ojos analizaron por última vez los pocos datos de la carpeta en mis manos, por alguna razón me sentía nerviosa esta vez. Tomé una respiración profunda para calmar los latidos de mi corazón, tal vez me sentía ansiosa pues es la primera vez que manejo un paciente totalmente sola, sin la ayuda de mis compañeros ¿Y si hago algo mal? ¿Y si no soy lo suficientemente buena para controlar el ser que se encuentra detrás de esta puerta?
Mi mente estaba cerrándose a pensamientos negativos y suposiciones sobre el futuro y me di cuenta de que estaba actuando como un novato en estas cosas. Me di una cachetada suave a mi misma despejando las nubes grises de mi cabeza, me auto-regalé palabras de apoyo y aliento para poder recomponerme. No soy ningún novato, trabajo aquí hace años y nunca tuve problemas con mis pacientes, esta vez no será la excepción.
Ya me sentí mucho mejor y lista para una nueva aventura, pude sentir la emoción comenzando a subir por todo mi cuerpo. Mis intenciones al principio son siempre dar una buena impresión, dibujé una linda sonrisa amable en mi rostro antes de tomar el picaporte y girarlo abriéndome el paso hacia dentro de la habitación.
La habitación es siempre igual a las demás salas en las que trabajo normalmente, así que no había nada nuevo además de la criatura. Volví a cerrar la puerta y les di una sonrisa amable a el guardia de seguridad que siempre está parado cerca de la puerta. —Buenos días, Yeji—.
Ella me devolvió encantada la sonrisa, haciendo una pequeña reverencia hacia mi en forma de saludo —Buenos días, señorita ______. Es un honor para mi ver trabajar a una profesional como usted— En su rostro se expresaba la amabilidad y felicidad de poder trabajar conmigo y a mi servicio.
Dejé salir una pequeña risita suave por su lindo comentario que logró conmoverme —Oh, el honor es mío, muchas gracias señorita Yeji— Amplié una bella sonrisa hacia ella y me incliné un poco hacia adelante en una pequeña reverencia de agradecimiento para luego voltearme a mirar al nuevo ser con el que trabajaría de ahora en adelante.
Cuando voltee a ver a la chica, ella ya me estaba observando con unos oscuros ojos de depredador en una mirada difícil de descifrar. Me fijé en su apariencia, su cabello era negro como la noche y le llegaba hasta por lo hombros, su piel era pálida y brillaba cuando los rayos de la luz artificial chocaban con ella. Su cuerpo era bien proporcionado y definido, también era bastante alta. Ella simplemente me observaba desde la silla en la que estaba sentada sin ninguna emoción, estaba encerrada dentro de una gran jaula de uno de los vidrios más resistentes del mundo. No es muy común que encierren pacientes dentro de estas jaulas, pero tampoco es tan raro, es solo para contenerlos y es un gran aviso para mi diciéndome que tengo que ser cuidadosa.
Me acerqué a ella bajo su atenta y penetrante mirada, me dejé sentarme en una silla al igual que ella, solo que el cristal de su jaula nos separaba y me mantenía a salvo. Dejé la carpeta pequeña sobre mi regazo para luego dirigir absolutamente toda mi atención a ella —Hola, Ryujin ¿Cómo te sientes hoy?— Pregunté en un tono sereno para iniciar una conversación pacífica.
Mis intentos fallaron pues tal como lo decía en la carpeta y tal como me advirtió Lia, ella no va a hablar para nada. Ni siquiera se movió un centímetro, ella se mantuvo quita como estatua simplemente observándome.
Guardé silencio unos segundos, ya me han tocado pacientes de este estilo así que no me alteré demasiado. —Tal vez te sientes insegura de hablar ¿No es así? Tal vez podemos hacer otra cosa en vez de hablar ¿Qué te gustaría hacer?— Volví a interrogarla con el mismo tono de voz tranquilo, mi mirada cayendo sobre ella como una pluma suave y alegre para que se sienta segura.
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Ƥɾσყҽ𝓬𝜏σ Ꮢყᥙʝιɳ ⚠️
Fanfiction𝙿𝚛𝚘𝚢𝚎𝚌𝚝𝚘 𝚁𝚢𝚞𝚓𝚒𝚗 ⚠️ Día #1: Hola, soy Kim ______, trabajo en uno de los centros de investigación científico más importantes de todo Asia, y como trabajadora con experiencia, he visto muchas cosas que a los ojos de cualquier humano podrí...