Capítulo 2: Los Secretos Ocultos

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Pasaron días desde que descubrí el oscuro secreto de Luna, la misteriosa chica nueva del pueblo. Cada noche, mientras todos dormían, me aventuraba sigilosamente para seguir sus pasos. Había algo en ella que me aterraba, pero también me atraía como un imán, la necesidad de saber más me consumía.

Una tarde, mientras merodeaba por el caserón abandonado donde la había visto antes, me topé con un extraño amuleto en el suelo. Era un colgante de piedra negra con extraños símbolos tallados. Lo recogí con cuidado y lo escondí en mi bolsillo, sintiendo que podría ser una pista importante en mi investigación.

Al día siguiente, me encontré con Adam, otro amigo cercano de Lily. Le conté sobre mis descubrimientos y mis sospechas acerca de Luna. Adam no parecía muy convencido, pensaba que tal vez mi mente se estaba dejando llevar por la desesperación. Pero no podía dejarlo pasar, estaba convencido de que había algo oscuro detrás de la desaparición de Lily.

—Ethan, ¿estás seguro de que deberíamos seguir con esto? —preguntó Adam preocupado—. Podríamos meternos en problemas si estamos equivocados.

—Lo sé, Adam, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. Necesito respuestas, necesito encontrar a Lily, sea cual sea la verdad que descubramos —respondí con determinación.

Esa noche, decidí enfrentar a Luna. La seguí hasta el parque, donde la vi sola bajo la luz de la luna. Me acerqué con cautela y le mostré el amuleto que había encontrado. Sus ojos brillaron momentáneamente con una extraña intensidad cuando lo vio.

—¿Qué es eso? —preguntó con fingida sorpresa.

—Lo encontré cerca de aquí. ¿Sabes algo sobre él? —dije, manteniendo la calma.

Luna frunció el ceño, pero luego sonrió con tranquilidad. —Es solo un amuleto viejo, no tiene ningún valor.

No estaba convencido de su respuesta, pero antes de que pudiera seguir interrogándola, escuchamos unos pasos acercándose. Era Adam, quien nos miró con curiosidad.

—Oh, disculpen, no sabía que estaban aquí —dijo, aparentemente inocente.

—Estábamos dando un paseo nocturno, nada importante —respondí rápidamente, tratando de ocultar mi inquietud.

Esa noche no conseguí más información, pero mi determinación se fortaleció. No iba a rendirme. Tenía la sensación de que Luna estaba escondiendo algo, algo grande. Sabía que debía buscar más pistas y enfrentarla nuevamente, pero esta vez sin interrupciones.

Los días pasaron y mi investigación avanzó lentamente. Cada vez estaba más convencido de que Luna tenía algo que ver con la desaparición de Lily. Pero mientras seguía reuniendo pruebas, algo inesperado ocurrió: Adam desapareció sin dejar rastro.

El miedo se apoderó de mí, pero también una determinación inquebrantable. Ahora, no solo estaba buscando a Lily, sino que también tenía que encontrar a Adam. Mis sospechas sobre Luna aumentaron, y sentí que el tiempo corría en mi contra.

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