Nuestro futuro

3 0 0
                                    

Los días siguientes todo continuó como antes de aquel quince de marzo de sus recuerdos. Alonso salía a trabajar mientras ella se quedaba trabajando con la modalidad home office y eventualmente se dirigía a las oficinas de la editorial.

Miraba por la ventana sintiendo todo tan artificial, tan extraño que no lo podía creer como fidedigno.

Sin poder controlar la curiosidad, buscó el condado dónde ella recordaba haber estado, y entre las publicidades le salió un anuncio de un festival que se llevaría a cabo ese veinte de marzo desde las cinco de la tarde hasta la medianoche.

Al buscar fotos del lugar quedó anonadada, ese pueblo era el que ella recordaba.

Sin pensarlo dos veces, continuó buscando información sobre la casa de acogida hasta que encontró un número y llamó con la esperanza de que todo fuera una confusión.

—Buenas tardes. Soy Gael ¿En qué puedo ayudarle?

—Gael, Gael ¡Gael!

—Sí... ese soy yo —respondió con una leve risa.

—Yo...

"Él no me conoce, pero yo sí lo recuerdo ¿Qué está pasando?", pensó.

—Yo quisiera hacer una donación para el centro de acogida ¿Cómo puedo hacerlo llegar?

—Vamos a estar en la plazoleta del Condado desde las cinco de la tarde, en un festival por el inicio de la primavera, si no cualquier otro día puede acercarse por la casa a dejar la donación ¿Necesita que le pase la ubicación?

—N no, sé como llegar ¡Nos vemos más tarde!

—Fantástico, y muchas gracias—dijo amablemente.

Hana cortó la llamada sintiendo el corazón como un tambor en el pecho, recordando las conversaciones con Gael, las señoras en la cocina, la feria y la última luz que divisó mientras huía de Alonso aquella primera noche de primavera.

Luego de volver a leer sus anotaciones, se armó de valor y contrató un transporte para llegar a la feria. Luego se dirigió a la tienda más cercana a comprar los víveres que donaría a la casa de acogida.

Llegada la hora del almuerzo, Alonso volvió por la casa con comida china que había conseguido en el camino.

—Hanni ya llegué —le dijo mientras le daba un beso en la cabeza y otro en el vientre —:Traje comida china, pero si tienes antojos de algo más solo dime.

—Está bien, gracias.

Alonso se dirigió a la cocina para poner los platos y la comida en el microondas. Se quedó mirando al vacío, recordando como lo que antes hacían juntos, ahora ya no despertaba ninguna emoción en Hana, como sus gestos y atenciones ya no eran siquiera recibidos, por quien alguna vez lo abrazaba y le confesaba su amor todos los días.

Miró hacia un costado y encontró las bolsas de mercadería que Hana había comprado.

—Cariño ¿Quieres que guarde la mercadería?

—No es necesario, es una donación para una casa de acogida, lo voy a llevar hoy a la tarde.

—¿Hoy veinte de marzo? —preguntó sin darse cuenta que el vaso se resbalaba de su mano —:¡Ah!

—Sí, hoy... Cuidado con los vidrios —comentó y se retiró con el plato de comida a continuar con su trabajo.

—Puedo acompañarte.

—Bueno, si quieres —contestó desde el escritorio.

—Si quiero —susurró sosteniéndose de la mesada.

Al terminar de limpiar los vidrios rotos, comió y se dirigió a ver a Hana, quien trabajaba muy concentrada en una obra que le habían asignado recientemente.

Verla ahí, le traía recuerdos de cuándo se habían conocido en un café, ella leía apaciblemente y él estaba en una cita que había terminado mal porque él le prestaba más atención a una chica de anteojos distraída que a su despampanante cita de turno.

Aquel día intentó acercarse sin éxito y por varios meses siguió asistiendo a la misma cafetería tan solo para verla e intentar hablarle.

Insistiendo hasta lograr tener una cita con ella, persistiendo hasta que un día fueron pareja y se comprometieron, trabajando para un día poder casarse y vivir juntos.

Haciendo todo para poder estar ahí, para llegar ahí. Justo donde estaban en ese momento.

"¿Por qué?" se preguntaba una y otra vez, absorto en sus pensamientos.

—Alonso... Alonso... —le hablaba mientras agitaba su mano frente a su rostro.

—Perdón... dime —le dijo mientras la abrazaba.

—¿Vas a venir? —preguntó mientras lo alejaba.

—Sí, ya me alisto.

—Está bien, entonces ¿Cancelo el transporte?

—Sí, vamos en mi auto.

—Está bien.

Una vez que se habían cambiado de ropa, recogieron las bolsas de mercadería y las subieron al auto. El condado estaba a una hora en vehículo con el tránsito sobrecargado.

Durante el camino no hubo mucha conversación. Hana contestada con sequedad todo lo que Alonso decía.

Pensando en todas las veces que habían viajado juntos, y recordando aquello que aún atormentaba su mente.

Al llegar al Condado recorrieron la feria y dejaron las mercancías en la mesa de la casa de acogida.

—Muchas gracias por su apoyo —les dijo Gael con mucho entusiasmo.

—Gracias a ti —respondió Hana con voz endulzada.

Gael sonrió y soltó una leve risa que ruborizó a Hana en un instante.

—¿A caso te estás burlando de ella? —preguntó enfurecido Alonso, a lo que Gael solo levantó una ceja.

—Perdona, mi hermano es un idiota —respondió rápidamente, sonriendo y empujando a Alonso.

Gael volvió a mostrar una actitud dulce y continuó atendiendo a las demás personas que se acercaban con sus donaciones.

Al verlo Hana se quedó pasmada, era como en sus recuerdos, era igual; la misma persona, la misma voz y el resto de personas también.

Intentó hablar con normalidad, pero su emoción de reencontrarlo era aún mayor. Una sonrisa asomó por la comisura de sus labios.

—Hana... Hana... —repetía Alonso hasta lograr sacarla de sus pensamientos.

—Que... —contestó disgustada.

—¿Tu hermano? —le preguntó poniendo un brazo en frente de ella.

—Si tú te puedes revolcar con tu secretaria de turno, yo puedo presentarte como mi hermano —contestó con un aire de frialdad que nunca antes había usado, girando lentamente su rostro para mirarlo con desdén.

Alonso había quedado petrificado mientras la veía alejarse para subirse al auto para volver a casa.

Una vez que habían llegado no intercambiaron palabra alguna, esperó a que Alonso se durmiera para buscar su cuaderno y continuar escribiendo.

"No fue un sueño"

"No fue un sueño"

"No fue un sueño"

... "Pero ya es 21/03 y sigo viva.

¿Y ahora?..."

Cuando el amor se acabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora