paanch (cinco)

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Después de esa ajetreada charla con su familia el día de Ganesh chaturthi, decidió aceptar la cita con esa alfa desconocida. ¿Que podía perder? ¿Su dignidad? Eso ya lo perdió hace muchísimo tiempo.

Al menos esto dejaría más tranquila a la familia del muchacho, el siempre se esforzaba para ser el mejor.

La mujer que estaba frente a el este momento era alta, una piel tostada y larga cabellera oscura. Sus ojos eran verdes esmeralda y traía un traje bien arreglado. Su aroma era de roble junto con eucalipto, muy relajante.

En sus manos traía un tatuaje de hena, eran diseños muy bonitos a decir verdad. Sonrio recordando su infancia y como el también solía dibujar en sus manos con aquella pasta.

Carraspeo recordando su objetivo inicial. Conocer a esta mujer.

La chica estaba ordenando lo que quería pedir y el solo observaba cautelosamente.

— Platiquemos alisha. — Hablo finalmente.

La mujer se sorprendió, en todo este rato el muchacho no había expresado ninguna palabra y ya se estaba poniéndose incómoda.

—¿Sobre nuestro matrimonio arreglado?— Pregunto curiosa son una sonrisa en su rostro, este chico era realmente interesante.

—Exactamente, tu no quieres esto ¿No es así?— Acusó precipitadamente, cosa que desconcertó a la mujer.

—No lo sé pavitr ¿Tu quieres esto?— Le cuestionó. Analizo cuidadosamente la expresión de confusión del indú.

—No quiero forzarte. — Murmuró bajito.

—Y yo tampoco a ti. — Admitió. Para ella también era normal esto del matrimonio acordado, la familia de pavitr era de un buen estatus.

— Esto es lo que quiere mi familia para mi y tal vez debería considerarlo. — Sus palabras sonaron tan sinceras.

—¿Que es lo que tu quieres para ti?— Le preguntó abructamente.

¿Que quería el? Nunca se cuestionó su felicidad o sus deseos. Más bien siempre le habían enseñado que la familia siempre va primero.

Genuinamente al pensar en esa pregunta un rostro se le venia a la mente, pero rápidamente borro eso de su subconsciente.

—Yo no lo sé la verdad, nunca pensé en el matrimonio. — Hablo con la total ver. No era nada más que un chico sin aspiraciones propias, un peón en tablero.

—Pues será mejor que empieces a hacerlo apartir de ahora. —

Los platos llegaron y ambos comían en silencio. Se podía sentir ese silencio cómodo en el aire, tal vez esto no es tan malo después de todo.

La alfa en realidad no estaba cien por ciento interesanda en el omega al frente suyo, sin embargo debía admitir que le provocaba cierta curiosidad.

La mirada del chico resplandecía como las estrellas, era lindo y de buena costumbres.

Con el tiempo podría llegar a sentir apego hacia el si se casaban. No era lo que buscaba en una persona, pero estaba bien ya que tampoco estaba buscando algo en particular.

Cuando terminaron de comer ambos siguieron platicando hasta que dieron las once de la noche. La cena estuvo bien y todo perfecto, la familia del omega estaría muy contenta.

—Iré a pagar.— Le aviso el chico, pero fue detenido inmediatamente.

—Deja que yo me encarge de todo, si estas conmigo nunca tendrás que preocuparte por el dinero. — Sonrio coqueta.

𝐋𝐀𝐕𝐀𝐍𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora