Maybe you'll show me... (Love Live! Superstar!!)

Maybe you'll show me...~

Afuera lentamente se estaba haciendo de noche con la oscuridad consumiendo la luz, sin embargo en lugar de un hermoso cielo despejado lo que se veía sobre la ciudad eran enormes nubes grises que traían consigo lluvia y fuerte granizo cayendo desde las alturas en lugar de la blanca nieve que se esperaría por la cercanía del invierno y por la época del año en donde las calles y negocios comienzan a decorarse con luces, con bastones de caramelo, copos de nieve y cierto gordinflón rojo que se había hecho popular aún cuando había venido desde tierras muy lejanas. En medio del diluvio que obligaba a los transeúntes a buscar refugio o sentir los golpes de los pequeños trozos de hielo había un departamento en el que el choque del granizo contra la ventana se mezclaba formando un compas con el sonido del pedal siendo aplastado causando el funcionamiento de los diversos mecanismos en la mesa que lograban facilitarle el trabajo a la chica sentada frente a esta, quien se veía manejando la máquina con cierta experiencia aunque esta vez era diferente, se le notaba apurada.

Junto a las telas que estaba utilizando había una bolsa de frituras a medio acabar en la que a veces se veía una mano entrar, tomar una buena cantidad con el puño y llevárselas a la boca antes de limpiarse la mano con el uniforme y reanudar su tarea, ni siquiera se había molestado en cambiarse después de que esa misma lluvia que aún seguía activa en las calles frustrara los planes de su grupo de poder practicar la coreografía y las obligara a irse a casa temprano, esto la tenía molesta y se notaba en su rostro la preocupación, cada vez faltaban menos días para la presentación y las cosas solo parecían estar yendo terriblemente mal empezando por el hecho de que no había podido terminar los vestuarios. Por eso estaba en ese estado ansioso y también por eso ella había tenido que ir a su departamento y ayudarle aún cuando eso solo le causaba ponerle de aún más mal humor.

Esa otra chica estaba en la otra mesa ayudando con preparar las telas, plancharlas, quitarles los dobleces antes de dárselas a su compañera de club; además de ello también cosía a mano los botones en las partes de los trajes que ya estaban terminados haciendo de vez en cuando el gesto de mover su cabello rubio hacía detrás de su cabeza con cierto ademán engreído cosa que su compañera miraba con disgusto en el rostro, más por lo seguido que estaba haciéndolo y lo seguido que la distraía por ello, su paciencia llegó al limite cuando por estarla mirando terminó lastimándose el dedo soltando un pequeño quejido que solo fue recibido por la mirada silenciosa de aquellos ojos verdes antes de soltar una sonrisa burlona.

- Si tanto te molesta tu cabello, deberías amarrártelo. Me estás distrayendo.

Finalmente habló dirigiéndose directamente a la contraria con una mirada molesta, en todo ese tiempo no lo había hecho indignada de que, de sus cuatro compañeras de club, tenía que haber sido específicamente ella quien tuviera que quedarse a ayudarla, ella a quien odia y con quien sostiene una curiosa competencia desde el día en que la conoció.

- Ya cállate y solo termina estas cosas, quiero irme a casa.

La rubia le respondió con el mismo tono y la misma mirada, aunque dentro de esta también podía verse una preocupación bien camuflada en la frialdad de sus palabras.

- Si te lastimaste ponte un vendaje o algo, lo digo para que no vayas a manchar el vestido naranja con sangre. No tienes idea de lo complicado que es lavar la sangre de la ropa.

- Dije que no me distraigas, estoy bien.

El ambiente era tenso y la razón por la que se veían forzadas a alzar tanto la voz era porque había en la mesa junto a la máquina de coser un celular reproduciendo música a bastante volumen, a Keke le encantaba y hasta le inspiraba poner ese tipo de canciones de cierto grupo popular de Idols mientras trabaja en sus creaciones y siendo ella la costurera del grupo significa que lo hacía seguido. Este gesto no era bien recibido por la contraria quien alguna vez las llamó "amateurs" y realmente no le agradaba demasiado ese tipo de melodías, preferiría estar escuchando algo más pero su hermana menor tomó sus audífonos dejándola en esa situación incómoda. Aún con la música ni el sonido del granizo ni el de la máquina de coser quedaban del todo ahogados, destacando cuando se escuchaba la mano de la peligrisácea meterse a la bolsa de frituras para tomar otro puño de estas y llevárselo a la boca demostrando absolutamente cero modales en la materia, más al darse cuenta de que estas se habían acabado aplastó el recipiente lanzándolo al bote de basura antes de abrir su mochila y sacar otra bolsa dispuesta a abrirla y devorarla también.